ZONA URBANA

Jesús Fdo Aragón Campos

El Atlas de Riesgos es la única herramienta que es construida por expertos planificadores que evalúan y cuantifican un perfil de recuperación de la ciudad y de sus ciudadanos identificando los diferentes peligros ante contingencias diversas, pero ¿conoce usted el Atlas de Culiacán? ¿Se le ha notificado cómo opera en su entorno ante los riesgos?

 

Si no lo sabe no se preocupe, yo tampoco. Los habitantes de Culiacán tenemos poco o nada estratégicamente para compensarlo: el desarrollo de esta fragilidad es histórica pues al construir ciudad se destruye el ecosistema natural; la rápida urbanización y el expansionismo generan asentamientos informales y descontrolados propensos a amenazas.

 

Esto hace significativo para nosotros el hecho de que si  la naturaleza nos supera en escala y soberanía, entonces en sentido contrario se necesita comprender la magnitud de nuestra debilidad. Por ley el Instituto Municipal de Planeación turna el Atlas de Riesgos a Protección Civil para su acción. El problema es que solo queda en eso y al estar dicha institución sola—por más que agote esfuerzos—la medida será totalmente holística, jamás integrada.

 

Siempre tenderá más a la reparación que a la prevención ya que  la parcialidad del método se limita a la supervisión de algunas tipologías de equipamientos, pero nunca a la vivienda, y esta es la principal y mayoritaria célula de la ciudad. Hay desconocimiento en las micro regiones ante contingencias, hay desconocimiento en los habitantes y no hay planes de acción en común con las autoridades tales como alertas tempranas o simulacros.

 

A la hora de actualizar la información solo se proyecta en generalidades, dichos ciudadanos ignorando esto, no proporcionan información, por lo cual hay un desconocimiento general en la implementación y mantenimiento de la infraestructura destinada para la reducción de riesgos, ya ni se diga para proteger los ecosistemas y las barreras naturales.

 

Es por eso que todavía está vigente lo sucedido con el huracán “Manuel” en septiembre de 2013. En este momento no existe en ninguna fuente de información porque el Atlas de Riesgos, el IMPLAN, así como el propio municipio, han viciado la contratación de estos servicios de planeación; por principio solo se encargan por sumas millonarias al exterior del estado y los proyectos no se muestran a la población ya concluidos,  por lo cual hago una atenta invitación a las autoridades a que ciudadanicen este documento, que informen qué paso con la oculta, carísima e injustificable mega maqueta de Culiacán que costó una millonada y no aparece por ningún lado. Solo quedó el protagonismo de los políticos que lo anunciaron, pero algo se puede hacer.

 

En entrevista al arquitecto Manuel Uzueta este afirma que en la localidad hay suficiente capital en conocimiento y producción de este tipo de estudios, lo cual nos llevaría a la imperiosa necesidad de construir, expertos y sociedad, un sistema de evaluación periódica de dichos planes, así como el acontecer de dichas catástrofes para generar una tecnología propia, local, de respuesta ante los meteoros.

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