Resonando

 

 ANA FERRAL

Homenaje a Carlos Serrano. /Taller de ópera en Culiacán.

 

 

No todas las personas dejan una huella tan profunda en su trayectoria profesional y a nivel personal, como el Maestro Carlos Serrano, un ser tan querido aquí en Culiacán particularmente, así como en México y seguramente en Estados Unidos y Puerto Rico, de donde fue originario. De la Isla de Vieques para ser exactos. Carlos Serrano fue barítono y maestro de Canto.

Sus padres fueron bailarines, así como su hermano menor, Raymond.

La familia Serrano emigró de Puerto Rico a Nueva York, cuando Carlos tenía 19 años de edad. Él decide estudiar canto para dedicarse de forma profesional a esta actividad. Tuvo una prolífica y exitosa carrera en el Mundo Operístico Internacional. Inicio sus estudios en el Conservatorio de Puerto Rico como pianista y después como cantante con la tesitura de barítono.

 

Tiempo después, entre los años 60s y 70s, participó y ganó en las competencias regionales para seguir con su preparación vocal en el estudio del prestigiado Metropolitan Opera House. Además, obtuvo una beca para continuar sus estudios en el Curtis Institute of Music, así como también en el American Vocal Arts en Philladelphia PA. Dos instituciones de altísimo prestigio internacional en el mundo de la Música.

Con cuarenta años de carrera, encarnó con esa fuerte personalidad escénica y gran musicalidad que lo caracterizaba, en las más importantes casas de Opera en Estados Unidos y Europa, los papeles más difíciles del repertorio para barítono, imprimiendo su sello único en diferentes óperas como: Paglicci, El Barbero de Sevilla, Gianni Schicchi, Cavalleria Rusticana, Macbeth, Rigoletto, Don Giovanni, Tosca, Otello, Falstaff, por mencionar algunas. Interpretó en realidad a más de 30 personajes en diferentes óperas en producciones internacionales.

 

En México, viajó en distintas giras con la Compañía Nacional de Danza, participando en Carmina Burana, en el rol de barítono.

También dentro de su importante carrera, interpretaba repertorio sinfónico así como participaba en Galas operísticas y de Zarzuela, con diversas orquestas y directores en la República Mexicana.

 

En los últimos quince años de su vida, combinó su actividad de cantante con la docencia, actividad que le apasionaba enormemente, por lo que buscó y encontró la manera de poder realizar ambas tareas. Así, dividiendo su tiempo y su residencia entre Estados Unidos y México, llegó a ser maestro de canto en las mismas instituciones donde había estudiado él mismo, años atrás, en Curtis Institute of Music y American Vocal Arts, además de añadirse como docente en el Temple University en la ciudad de Philladelphia.

 

Desde siempre, le gustó contar en sus diferentes casas donde vivió con un estudio particular, tanto en Philladelphia como en México D.F. lugar donde preparó a alumnos de SIVAM y alumnos ahora destacados como Luis Ledesma, Armando Gama y Casandra Zoe, por nombrar sólo a algunos.

 

En 2010 cambia su residencia definitiva a la Ciudad de México, donde compartía hogar con su esposa María Luisa Tamez, a quien conoció en un Festival Cervantino en 1990. Al año siguiente, realizaron una Tosca en el Festival Sinaloa de las Artes, en los roles principales. María Luisa era Tosca y Carlos interpretando al malévolo Scarpia. Allí fue donde inició su relación que sería para siempre.

Por cuestiones de trabajo viajaban constantemente por separado, fijando como un punto de encuentro la Isla de Vieques, lugar especial para ambos, donde se casaron después de 6 meses de intensa relación.

En 2011, ISIC, por medio de una invitación, le propone iniciar con un Taller de Ópera para la docencia, reconociendo su trayectoria y capacidad para impartir y dirigir a tantos jóvenes que enseñó con esa pasión que lo distinguía. Así es como se establece en Culiacán Sinaloa, su lugar de residencia hasta sus últimos días.

 

Este Taller fue el más exitoso dentro de su género en toda la República Mexicana, dando frutos por demás consabidos de seis generaciones de exitosos y brillantes cantantes, que han nutrido con gran orgullo los primeros lugares de los concursos internacionales y nacionales de canto.

Mas del cincuenta por ciento de ellos están en casas y estudios de ópera del primer mundo operístico, llevando el nombre de México y especialmente de Sinaloa al más alto nivel.

 

Esta labor apasionada  de un equipo comprometido con la juventud y el arte de cantar, así como ha sido el Taller de Opera Sinaloa con sus maestros David Ramírez, Marcela Beltrán y los pianistas acompañantes, como fue en su momento Alejandro Miyaki y actualmente la maestra Slatina y Aldo Tercero, todos bajo la dirección del Maestro Carlos Serrano. Juntos con el apoyo del ISIC han logrado un fenómeno sin igual, al conjuntar talentos para ofrecer cada 15 días recitales, donde los estudiantes van mostrando su desempeño vocal y escénico. Presentan hasta la fecha, diferentes repertorios que van desde la ópera hasta repertorio de música mexicana.

Fungió como director de este reconocido taller hasta los últimos días de su vida, entregado a él en cuerpo y alma. Con todo el acervo adquirido a través de su gran carrera artística.

 

¡Un amante de los animales y los niños! Un gran bailarín, soberbio cantante, romántico, loco, dulce, artista, gran padre y abuelo.

El Maestro Carlos Serrano, murió el 4 de Mayo en su casa en Culiacán Sinaloa, a causa de una caída fatal, que causaría su muerte.

 

La hermosa despedida-homenaje de cuerpo presente al maestro, en el Teatro Pablo de Villavicencio, fue una muestra del gran reconocimiento, respeto, cariño  y agradecimiento que profesan los alumnos y ex alumnos, así como el de todas las personas que fuimos cercanas a él de alguna manera.

Por lo que hay que reconocer el gran legado que deja en su carrera como cantante, así como a la gran familia de alumnos que tuvieron la fortuna de haber estudiado y haberse preparado con él.

Una pérdida terrible para su esposa María Luisa Tamez, para sus familiares, amigos y para la comunidad  Operística.

Esperamos que éste taller de ópera en Culiacán Sinaloa, continúe adelante, impulsando el talento de tantos jóvenes mexicanos. Que no muera y siga como el legado de su fundador. Sería una gran iniciativa, que en forma de contribución, como homenaje, pudiesen considerar las autoridades adecuadas el nombrar al taller: Taller de Ópera, Carlos Serrano, por tan logrado mérito.

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