DOS A LA SEMANA

TIANGUIS TURÍSTICO Y TORTUGAS
Jorge Aragón Campos                       jaragonc@gmail.com

No cabe duda que en Sinaloa sólo tenemos un problema; repito, uno: los sinaloenses. Si no fuera por nosotros este lugar sería perfecto. Lo más fácil sería no hacer tabla rasa y refugiarme en las excepciones, pero eso sería engañarme yo mismo, algo así como alucinar en seco o auto recetarse una masturbación mental.

Afirmo todo lo anterior, por la barrabasada que pretenden cometer en San Ignacio contra el programa de protección a tortugas, con el pretexto de ampliar el malecón de barras de piaxtla. Lo de menos sería echarle la culpa a la autoridad municipal, acusar al alcalde de un IQ similar al de un albañil a las tres de la tarde (cuando ya trae encima cuatro caguamas y una insolación), pero les repito que eso sería optar por una salida fácil.

Sinaloa pasó de ser un estado rico y vivible a un infierno caro y sin dinero, o sea nos lo jodimos por los cuatro costados, pero eso no es lo más grave, lo que en verdad resulta alarmante, es nuestra insistencia por seguir haciendo lo mismo que hemos hecho durante los últimos cincuenta años, como si los resultados obtenidos fueran para que nos nominaran al Nobel, la última muestra de este comportamiento aberrante nos la regaló esta semana el alcalde de Elota, al darle continuidad a un malecón que, inicialmente, generó problemas en la zona protegida donde, desde hace décadas, la UAS opera el programa de protección a la tortuga y ahora, con la ampliación del malecón que se pretende, pudiera dar al traste con el sitio de anidamiento.

Ahora que tenemos gobernador turistero, lo que menos podemos esperar es un cambio en la visión sobre nuestras ventajas competitivas para el impulso a la actividad, digo, como que ya es hora de ofrecer a los turistas algo más que la certeza de poder incurrir, con toda libertad, en excesos que en sus países son impensables, además de ser ilegales: alcoholismo en la vida pública, semidesnudez callejera, gritos y escándalos, etc.

Vamos hablando en plata, Mazatlán no repunta como destino porque desde siempre ha estado orientado al adolescente del sur de Estados Unidos, que visita el puerto para alcoholizarse y apaciguar “la cosquilla”, de ahí que de poco tiempo para acá la gran novedad de su oferta sea apenas su centro histórico y, la verdad, es muy poco lo que se ha hecho tomando el tiempo transcurrido. La neta.

Si miramos a Cancún, Puerto Vallarta o Riviera Nayarita, encontraremos un concepto turístico que hace de la sustentabilidad su principal atractivo, es decir que aprovechan las ventajas de los atractivos naturales que poseen en lugar de jodérselos; en Elota, lo que se debe hacer es crear sinergia, entre los recursos económicos disponibles para el mejoramiento de su infraestructura y un programa de protección de la fauna, que en cualquier otro lugar del mundo es un golpe de suerte, un verdadero tesoro natural para aprovecharse en lugar de pasar por encima de él.

El año que entra, en el puerto se llevará a cabo el tianguis turístico, un evento que nos pondrá en la mira mundial de esa industria, dejen que algún medio de comunicación internacional o especializado descubra lo de Elota, o el desaprovechamiento de la zona del Espinazo del diablo y nos vamos a convertir en el hazmerreír. ¿La entidad anfitriona a contrapelo de la tendencia mundial? Va a ser lo menos que dirán.

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