España y México; las diferencias

“no es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”
-JM Serrat-

Mariano Rajoy, hoy ex presidente de España, el jueves pasado llego temprano a su curul en la cámara de diputados de aquel país y para las cinco de la tarde prácticamente ya no era presidente de España y el congreso nombraba su relevo y la organización de un nuevo gobierno.

La caída del mandatario español, líder del partido popular (PP), el partido con más escaños en la cámara de diputados y senadores de España, se dio por la aprobación de una moción suspensiva, después de un largo juicio, iniciado después de que se presentan los resultados de la investigación del denominado caso “gurtel” (que en alemán significa correa), y el cual se centra en la red de contratos acordados entre empresarios y altos líderes del partido popular durante varios años. La trama de corrupción habría operado en varios municipios de Madrid, valencia y localidades de la costa del sol. Entre los principales delitos que se demostraron fue blanqueo de capital, tráfico de influencias, cohecho, y fraude fiscal. Por este motivo es  condenado primero por la opinión pública y después sometido a proceso por el poder legislativo, lo que llevo a su destitución como jefe del gobierno español.

Todos los partidos, con excepción del partido popular y el movimiento denominado “ciudadanos”, votaron por su salida, en un bloque sin precedente conformado por  PSOE (socialista) PNV(vascos) y UNIDOS PODEMOS (la coalición entre izquierda unida y podemos), esto  al no asumir Rajoy ninguna responsabilidad como jefe máximo de su partido en el caso gurtel. Incluso, antes de la elección Pedro Sánchez, líder del PSOE, le asesto en su cara un durísimo “dimita sr. Rajoy y esta moción de censura habrá terminado hoy y podrá marcharse por voluntad propia”.

No lo hizo y los diputados españoles le destituyeron.

Es la historia moderna de España, producto de la cuarta república que se instituyo en 1979 después de la muerte de francisco Franco y el pacto de la Moncloa que encabezo el Rey Juan Carlos de 1976 a 9179 con la firma de la nueva constitución y el inicio de la nueva república.

Los españoles pasaron de una dictadura de 40 años que venía desde los acuerdos de Hitler con Francisco Franco y todas las fuerzas reaccionarias españolas, que buscaron acomodo en aquel país para combatir a la república socialista que había llegado al gobierno y que provoco la guerra civil y lo que permitiría el primer ensayo de invasión de Hitler cuando bombardea “Guernica” con la aviación alemana y luego de este suceso entronizo a su alfil Francisco Franco al frente del gobierno español.

Esa experiencia de la sociedad española, aunada a la experiencia de la peor infamia contra la humanidad como lo fue la segunda guerra mundial, provoco que todos los países, unos como España y otros de otra forma como Portugal, que se dedicaron a construir republicas parlamentarias, democráticas sujetas a la voluntad popular, como ahora ocurre con la destitución de Mariano Rajoy.

El tema de España impacta mucho a los mexicanos, precisamente en estos momentos de relevo presidencial, de crisis de legitimidad, de legalidad, de seguridad y especialmente de confianza, que vive nuestro país, cuando vamos a una elección sin saber que va a pasar, precisamente porque no hay ni instituciones ni cultura o mejor dicho  tenemos instituciones obsoletas y una obscena contracultura de la corrupción y la ilegalidad.

En México necesitamos una nueva república, que marque el fin del presidencialismo centralista absolutista, totipotencial y lleno de impunidad.  Que nos permita tener instituciones que estén por encima de los gobernantes en turno, como también que en todo momento cualquier funcionario corrupto  pueda ser sometido a juicio y que incluso, su partido como consecuencia sea defenestrado; que construyamos una república parlamentaria que produzcan gobiernos plurales y sometidos a la representación popular y finalmente, se cree un circulo virtuoso que nos convierta en una sociedad de instituciones de personas libres y de un estado de derecho con respeto irrestricto a la ley por parte de todos, empezando por los gobernantes.

La verdad da envidia y vergüenza al mismo tiempo  de ver lo que han hecho los españoles, y en cambio nosotros somos incapaces con tanto escándalo;  y  sigamos viviendo con este desgobierno y deshonor y hasta cinismo de estar como estamos y nuestra incompetencia de resolverlo.  La verdad es que damos pena ajena.

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