En la raya

QUIRINO ¿Y LA GOBERNABILIDAD?Prudencia
Por José Luis López Duarte
Para el amigo Jesús Aguilar Padilla, un abrazo solidario ante la muerte de su madre, Doña Consuelo.

Cerró el Congreso del Estado este 31 de julio el último periodo ordinario de la actual legislatura con propuestas y resoluciones que tal parece reflejan la desesperación de un gobernador cuando debiera prevalecer la mesura, más aún cuando los partidos rivales a su gobierno a partir de octubre próximo son abrumadora mayoría y estos convocan en sentido contrario a la mesura, la concordia y al diálogo que casi nunca han tenido con sus opositores.

Si, ahora es minoría el PRI, por primera vez en el Congreso del Estado y en consecuencia el gobernador, por lo menos desde 1917, por lo que la conducta política, particularmente del PRI y del propio gobernador, también deben cambiar de acuerdo al mandato popular de las elecciones del pasado 1° de julio.

El gobernador Quirino Ordaz Coppel es el primer responsable de asumir esta nueva realidad política y actuar en consecuencia, por la sencilla razón de que es la autoridad la primera responsable de mantener los mejores términos de la gobernabilidad política.

Ya ha tenido este gobierno desatinos brutales en el manejo de la institucionalidad democrática cuando se atrevió a promover las reformas constitucionales en febrero de 2017 que modificaban la representación proporcional de los regidores y diputados en los municipios y el estado cuando era obvio que no era un problema de pesos y centavos, sino de pesos y contrapesos políticos como era la reforma constitucional 60 y 40 establecida en nuestra Carta Magna, desde 1995 y a nivel nacional de 1988.

Tan sencillo que era entonces ahorrar dinero, optimizar el gasto reduciendo prebendas sobre sueldos y salarios insultantes, particularmente de los mismos diputados y regidores. Fue tan torpe dicha reforma que hoy en esta elección se refleja la distorsión que pretendieron favorecerse y resultó MORENA la que capitalizó al proporcionarle sobrerrepresentación.

Por eso, las reformas constitucionales que ya tienen los dictámenes listos para ser aprobadas en el Congreso del Estado sobre la autonomía de la Auditoría Superior del Estado (ASE) y la modificación de los roles de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, así como la aprobación que se atrevieron a hacer del presupuesto del Congreso para el año que viene, representan excesos del ejecutivo estatal que no abonan a la armonía política y la concordia de la que debiera hacerse cargo el gobernador.

Si el primero de octubre tomarán posesión los nuevos diputados y la nueva correlación de fuerzas políticas en el Congreso, en los municipios (1° de noviembre) y estos cambios repercutirán en el gobierno estatal en todo su funcionamiento, operación, objetivos y métodos, que obligarán además que a partir del 1° de diciembre que tome posesión el gobierno federal, por lo menos aconseja a cualquier políticos, ya no se diga gobernador, a tener prudencia, cautela y tacto.

Si se trata de una provocación pues es un consejo y una decisión del gobernador poco inteligente, porque las fuerzas no le favorecen ni en los municipios, ni en el estado y mucho menos a nivel federal y  a lo que está convocando desde ahora es a un pleito en el que tiene todas las de perder.

El primer paso ya lo dieron con la aprobación del presupuesto de la cámara ¿Querrán seguir con las reformas constitucionales? No es lo más recomendable.

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