Los cambios
Por José Luis López Duarte
Los que creen que la política seguirá siendo como antaño, cuando las élites de todos lados se reunían, compartían y casi siempre conciliaban y se ponían de acuerdo, al parecer ahora no será así y los actores, llámense candidatos, tendrán más protagonismo y capacidad de orientar y decidir sus propios destinos.
En la actualidad no hay ningún partido político en Sinaloa que marque la agenda de la sociedad. Hasta ahora han sido los liderazgos políticos más relevantes quienes están en la puja y se impone el más fuerte.
En el escenario local solo tres figuras de relieve estatal destacan por su movilidad, influencia y liderazgo. Me refiero al gobernador Quirino Ordaz, al senador Rubén Rocha y al ex rector Héctor Melesio Cuén.
Es cierto que también hay personajes importantes que trabajan arduamente por construir sus propios proyectos, como Gerardo Vargas Landeros con su movimiento Redes Sociales Progresistas (RSP), el secretario de pesca Sergio Torres que no brinca del gobierno porque aún no decide dónde caer, están también el líder del PRI Jesús Valdez y el senador Mario Zamora, muy activos pero aún sin su propia estructura y movimiento.
Es muy probable que al final solo tres candidatos a gobernador aparezcan en las boletas, pero para entonces hay mucho camino que andar hasta llegar a forjar un movimiento y una fuerza que les permita competir.
Por eso sostengo que solo esos tres personajes políticos, el gobernador, el senador y el ex rector tienen su propia plataforma y liderazgo, y son ellos quienes hasta ahora vienen compitiendo, sin vislumbrarse aún cuales serán los bloque electorales que se formarán con las alianzas que llevan a cabo, porque incluso hasta es probable una alianza entre los tres.
En lo personal, incluso lo escribí en septiembre pasado, la hipótesis de una candidatura de unidad de todos los partidos para la gubernatura, hipótesis muy descabellada quizás, pero la expongo tan solo para pensar en que todo puede ocurrir, incluida la alianza Ordaz – Rocha – Cuén.
Y lo pienso por la sencilla razón de que no hay un partido político y ninguna corriente ideológica lo suficientemente fuerte como para afirmar que no es factible, máxime que el pragmatismo es el pensamiento dominante, que pone a discusión el viejo dilema: Qué es lo más importante, hacer las cosas bien o ganar.
Habrá quien dirá “pero eso no es un dilema, porque las dos cosas se pueden dar” y siempre regresará la pregunta, si tienes que escoger entre una y otra ¿Qué prefieres?
La contienda del 2021 ya está desatada y el que no se incluya lo más temprano que pueda se va a retrasar mucho, por lo que se ocuparán muchas ideas y movimientos donde la creatividad resultados serán indispensables.