UN NUEVO Y GRAN PACTO PARA TRANSFORMAR SINALO

   Sinaloa es un estado con un extraordinario potencial de desarrollo. Su historia, su cultura y su economía documentan el vigor de una sociedad que está preparada para enfrentar los retos que nos imponen el presente y el futuro inmediato.

Como candidato de Nueva Alianza estoy convencido de esto. Por lo mismo, asumo un conjunto de compromisos e iniciativas estratégicas con nuestra entidad y de cara a la ciudadanía, para dotar de mayor contenido y sentido de perspectiva a una campaña ganadora como es la nuestra.

Se condensan aquí un conjunto de planteamientos que constituyen una alternativa fresca, abierta e innovadora. Por eso le damos el más alto valor a la apertura y al diálogo como las mejores vías para arribar a un nuevo pacto social para transformar Sinaloa.

Este es uno de nuestros rasgos distintivos: apertura a la pluralidad de voces e inquietudes ciudadanas, reconocimiento serio y realista de nuestros problemas y diálogo incesante para encontrar soluciones a las problemáticas que enfrentamos en todos los órdenes de la vida colectiva.

Con las consideraciones y propuestas que enseguida se enuncian, me propongo hacer de la campaña electoral en curso un gran foro para escuchar y recoger los planteamientos que enriquezcan una plataforma de acuerdos básicos para hacer de Sinaloa un mejor lugar para vivir, motivo de orgullo de los hombres y mujeres del estado. Tal es el sentido de la convocatoria a hacer equipo por Sinaloa.

 

1. RESTITUIR LA CONFIANZA CIUDADANA EN LA POLÍTICA

Sin duda, la sociedad mexicana va adelante de sus actores políticos. La instauración de la alternancia en el poder, tanto en el país comomás recientemente en Sinaloa, es expresión clara de la madurez y la diversidad que caracterizan a nuestra ciudadanía. Sin embargo, en la medida en que el advenimiento de los nuevos tiempos democráticos y la instalación de los gobiernos de alternancia no han respondido a las necesidades y requerimientos de la gente, se corre el riesgo de que transitemos del sano pluralismo a la perniciosa fragmentación social y política.

En consecuencia, es mi compromiso:

 

  • Impulsar desde el Congreso de la Unión la Reforma del Estado y la reforma electoral que México demanda.

 

Reformar las instituciones públicas de los tres poderes con un auténtico sentido federalista y republicano, garantizando gobernabilidad política y buenas prácticas de gobierno;discutir la posibilidad de la segunda vuelta en elecciones presidenciales y la modificación de la cláusula de sobrerrepresentación en elecciones legislativas con el fin de producir mayorías que propicien una gobernabilidad transformadora; abrir cauces a la plena manifestación ciudadana mediante las figuras del plebiscito y, sobre todo, el referéndum para modificar la Constitución; asumir tratados internacionales o establecer leyes secundarias de relevancia nacional; otorgar mayor poder a la ciudadanía mediante la reelección consecutiva de legisladores y el ensanchamientodel marco de la participación política a candidatos sin partido (tal y como está previsto para las elecciones federales intermedias del 2015 y las presidenciales del 2018), son algunos de los temas que forman parte de esta agenda.

 

2. SEGURIDAD PÚBLICA PARA LA PAZ SOCIAL Y EL DESARROLLO

Desafortunadamente, como ocurre con la gran mayoría de nuestros connacionales, el tema de la seguridad pública se ha vuelto, desde hace tiempo, una prioridad para los sinaloenses. La estrategia del gobierno federal en funciones ha resultado a todas luces fallida y ha supuesto altos costos en vidas humanas que han sido pagados por las familias mexicanas. El hecho mismo de tener a las fuerzas armadas ocupadas en estas tareas, indica un grave deterioro de  nuestra capacidad de respuesta pública y civil al desafío que representa la acción de las organizaciones delincuenciales a lo largo y ancho del país.

Por ello mi compromiso es:

  • Trabajar denodadamente desde la Cámara de Senadores para proveer todo lo necesario a la creación y consolidación de un verdadero Sistema Nacional de Seguridad Pública.

 

En esta dirección, convenimos en la necesidad de crear una verdadera Policía Nacional que, con todo y considerar su implantación en los estados, no deje de lado el aseguramiento de controles policiales básicos en los municipios. Pensar que una fuerza federal única puede hacerse cargo, por sí sola, de esta compleja tarea, es incurrir en el más leso centralismo, así como supone perder de vista la complicada y espesa trama de mediaciones locales que soportan el quehacer delincuencial concreto en las comunidades y las regiones del país.

 

  • Impulsaré junto a los diputados y senadores de nuestro partido, la creación de un mando civil que esté al frente de los cuerpos de seguridad pública federales, incluidas las fuerzas castrenses.

 

 

 

Dicho mando civil deberá depender del Ejecutivo Federal y actuar con márgenes de funcionamiento estrictamente técnico y en ningún momento sometido a presiones e intereses políticos o electorales.

 

  • Tomar decisiones concretas en torno a situaciones concretas.

 

En este terreno mi compromiso es realizar cosas distintas y precisas como impulsar una cultura de legalidad ciudadana desde la educación básica; dignificar social y económicamente a las fuerzas de seguridad pública; crear la Cédula Nacional de Identidad con datos biométricos infalsificables; desarrollar un Registro Nacional de Vehículos con las tecnologías más modernas; instrumentar la reforma penal a fondo antes de 2016 en todo el país; impulsar un debate formal para encontrar mecanismos de regulación de las drogas y de atención a las adicciones como problema prioritario de salud pública.

 

  • Proveer todo lo necesario al reordenamiento del sistema penitenciario en México.

 

En este sentido, la federación tendrá que hacerse de mayores responsabilidades en la administración, vigilancia, supervisión y mantenimiento de las instituciones en las que se cumplen las consecuencias jurídicas del delito y se llevan a cabo, supuestamente, los programas de readaptación social (De acuerdo con datos de enero de 2012, de los 418 establecimientos penales existentes en el país, 306 son estatales, 90 municipales, 10 del Distrito Federal y sólo 12 dependen de la Federación).

 

 

 

 

  • Procuración de justicia eficaz y apegada a la legalidad.

 

Es patente y dramática la insatisfacción social en lo concerniente a la investigación del delito, su esclarecimiento y persecución. Lo mismo en materia procedimental que en lo que se refiere a sus resultados sustantivos. De lo primero hay sonados casos de los que han dado fe pública, profusamente, los medios de comunicación; en relación con lo segundo, basta recordar que en México sólo se castigan en promedio cinco de cada 100 delitos que se cometen. Combatir esta terrible estadística de la impunidad es tarea inmediata del Estado mexicano.

 

Para combatir los delitos que más afectan a la gente en su bienes más preciados y en su cotidianidad, se debe replantear la división de responsabilidades de los estados y la federación, estableciendo nuevas competencias federales para la persecución de los delitos considerados hasta ahora del fuero común (homicidio, robo, secuestro, violencia familiar, entre otros).Dígase, para reforzar esta idea, que en Sinaloa hay solamente 77 agencias del Ministerio Público, mismas que equivalen a 2.75 por cada 100 mil habitantes, razón, entre otras, por la cual hasta el año pasado se tenía un rezago de 12,129 averiguaciones previas. En fin, de lo que se trata es de incluir este apartado como uno de los fundamentales en la reforma penal que el país necesita.

 

3. REFORMA FISCAL, FORTALECIMIENTO DE LAS FINANZAS PÚBLICAS Y TRANSPARENCIA

El Estado mexicano es fiscalmente débil. En nuestro país se recoge solamente el 12 por ciento de la riqueza. De no ser por las rentas petroleras, que representan entre el 30 y el 40 por ciento del presupuesto, nuestro déficit de atención pública sería mucho más grave. No obstante, como se sabe, el “oro negro” no durará por siempre.

De hecho, debemos buscar desde ahora nuevas alternativas fiscales que soporten la enorme carga que suponen los servicios educativos, de salud y protección social de un Estado como el nuestro. Al mismo tiempo, tiene que avanzarse en un federalismo fiscal que permita la mayor concurrencia de derechos y obligaciones en esta materia entre la federación, los estados y los municipios. Una reforma fiscal de fondo, desde luego, debe acompañarse de más y mejores mecanismos de control y ejercicio transparente de los dineros públicos y de rendición de cuentas a la ciudadanía. De aquí las siguientes consideraciones y compromisos:

  • Establecimiento efectivo de un gravamen universal al consumo acompañado de un nuevo acuerdo de redistribución del ingreso para construir una sociedad más equitativa.

 

El IVA debe aplicarse sobre todos los bienes y servicios, y sus ingresos destinarse al gasto en protección social para todos, a partir de una política redistributiva que compense las desigualdades sociales devolviéndoles más a los que menos tienen y menos a los que más tienen.

 

  • Pugnar por un federalismo fiscal que supere la rigidez del actual Sistema Nacional de Coordinación Fiscal.

 

Un 95 por ciento de la recaudación nacional es responsabilidad del gobierno federal. En Sinaloa, menos del 10 por ciento de los ingresos totales de que depende la entidad son de origen propio. En promedio, los estados de la República reciben un 85 por ciento de sus ingresos de la federación. Igualmente, tiene que hacerse una revisión minuciosa de los convenios que se establecen entre federación, estados y municipios para abatir el número de acuerdos paripassu que lesionan las posibilidades de las instancias locales para signar compromisos y dan lugar, por lo tanto, al ofensivo subejercicio de los recursos públicos.

 

  • Todos los órdenes de gobierno deben rendir cuenta del ejercicio de los recursos públicos.

 

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) debe dotarse de autonomía constitucional, y las auditorías superiores de los estados deben convertirse en organismos autónomos, no dependientes de un poder en particular, con vigilancia y supervisión ciudadanas que brinden certeza acerca de los alcances y el más imparcial cumplimiento de sus atribuciones.

 

Hasta ahora, debe reconocerse que, a pesar de que a los estados se transfiere más de la tercera parte del presupuesto federal anual, todavía hace falta aplicar controles más rigurosos a su gasto público. Deben, entonces, diseñarse fórmulas puntuales de rendición de cuentas, tal y como ha venido ocurriendo en el ámbito federal, aunque, desde luego, en ese orden (el federal) queda aún mucho por hacer en esta materia.

 

  • Lo mismo debe hacerse con otras instancias públicas y sociales.

 

Tal es el caso de las dependencias y entidades públicas centralizadas, descentralizadas y desconcentradas, así como de las empresas con participación estatal. Igual debe ocurrir con los poderes Legislativo y Judicial de la Unión, los partidos políticos, los sindicatos públicos (por el ejercicio de los ingresos que administran por concepto de cuotas sindicales y recursos que reciben directamente del Estado por convenios varios para fideicomisos, etcétera). Así debe hacerse también con los medios de comunicación titulares de concesiones públicas o en las organizaciones de la sociedad civil que reciben recursos públicos.

 

4. POR UN DESARROLLO SOCIAL Y HUMANO SUSTENTABLE

Uno de los apartados básicos de la política pública es, sin duda, el del desarrollo social y humano sustentable. Una sociedad puede tener una vida democrática saludable y una dinámica económica razonablemente satisfactoria, pero sin equidad e integración, sin un horizonte que ofrezca certeza en la inclusión y la igualdad de oportunidades para todos, será imposible avanzar en el despliegue pleno de las capacidades de su población. Por eso, para hacer equipo por Sinaloa, el compromiso que asumo es:

  • Impulsar con toda determinación una educación que aliente la construcción de capital social, abata la exclusión y promueva la equidad y la mejor inserción de México en el mundo.

 

Ello se puede lograr proveyendo desde la tarea legislativa y de gestoría social todo lo necesario para la ampliación de la jornada escolar a través del programa de Escuelas de Tiempo Completo; aumentando el número de becas estudiantiles en todos los niveles; haciendo obligatorio a lo largo y ancho del país, sin excepción de sistema o modalidad de sostenimiento, el examen nacional de asignación de plazas docentes y directivas en el nivel básico; cristalizando en los hechos la evaluación integral, periódica y sistemática, que certifique la labor de nuestras maestras y nuestros maestros; reforzando las competencias de nuestros alumnos en las asignaturas básicas de matemáticas y español, así como en el dominio del inglés como segunda lengua y en sus habilidades digitales. Contribuiremos con ello, como lo propone la meta del Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016, a ubicar a Sinaloa entre los diez primeros lugares en materia de logro educativo.

 

En este propósito, asumo el compromiso de apoyar desde el Legislativo una iniciativa estratégica que impulse:

  • Ø La creación de un modelo de escuela de alto desempeño para cubrir las necesidades de formación que requieren las nuevas generaciones de estudiantes en los que se habrá de sustentar nuestra capacidad para competir en el mundo moderno.

Hoy tenemos una escuela de medio tiempo, y lo que necesitamos es que los niños reciban ocho horas de enseñanza y preparación; que las escuelas estén dotadas de servicios básicos que hoy no tienen, además de disponer de una buena infraestructura.

 

  • Cerrar el ciclo con la educación superior.

 

En lo concerniente a educación media superior y superior, promoveremos las reformas necesarias para crear un verdadero sistema nacional de bachillerato que se vincule efectivamente con la educación secundaria, incorporando a todos los subsistemas a las evaluaciones que plantea la Reforma Integral de la Educación Media Superior.

 

En educación superior, en Sinaloa la cobertura alcanza tan sólo un tercio de la población en edad de cursar este nivel, por ello se impone el despliegue de programas específicamente orientados a la retención de los educandos mediante dispositivos diversos de servicios estudiantiles (asistencia social, servicios médicos, alimentación, incremento en montos y número de becas); igualmente, tendrá que impulsarse la diversificación de la oferta educativa hacia áreas de salud pública, ingenierías, ciencias básicas, carreras técnicas, software, turismo y alimentos.

 

Para sentar las bases de un protocolo único de ingreso, deberá plantearse la presentación del examen único de ingreso el mismo día en todas las instituciones de educación superior (IES); el apoyo a las IES tendrá que sustentarse en nuevos méritos a partir de indicadores de segunda generación como internacionalización, calificación de sus docentes e investigadores, pertinencia de su oferta educativa, entre otros, mismos que deberán sujetarse a evaluaciones externas.

 

Las Instituciones Formadoras y Actualizadoras de Docentes (IFAD) tendrán que plantearse una participación más activa y decidida en los procesos de capacitación, desarrollo de habilidades y educación continua en general de los maestros en servicio; del mismo modo, con mucha claridad y rigor tendrán que delimitarse los campos de actividad y funciones encomendadas a las escuelas normales y las unidades regionales de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN): las normales a formar maestros y la UPN a nivelar y especializar docentes de educación básica.

 

  • Ø Fortalecer la vinculación del mundo del saber con el mundo real.

Es preciso construir una perspectiva de mayor certidumbre en su vida laboral para nuestros egresados de educación superior, impulsando una vinculación entre las universidades e institutos tecnológicos con los requerimientos reales del aparato productivo, sin que ello signifique una instrumentalización de las instituciones encargadas de formar profesionistas y técnicos de alto nivel.

En ese propósito, junto a los legisladores de nuestro partido, promoveré:

  • Ø La creación de un fondo público de inversión que posibilite la inclusión de los recién egresados al mundo laboral, y que permita pagar a las empresas por apoyar el proceso de conclusión formativa de los estudiantes.

Así romperemos con  el círculo vicioso entre contratación y experiencia, y que da cuenta de un déficit en nuestros pactos sociales.

 

  • La creación de un sistema de evaluación educativa riguroso, integrado y útil en todos los niveles.

 

Es necesario evaluar los aprendizajes del alumno y el desempeño del magisterio, pero también la evaluación de infraestructura, de la administración, de la función supervisora y directiva y de los indicadores de calidad y equidad de todo el sistema educativo nacional.

 

  • La atención de la salud en todos los frentes.

 

El capital social de un pueblo, su capacidad productiva misma, es indisociable de su estado de salud física y mental. En principio, hay que poner el énfasis estratégico en aquellas iniciativas orientadas a la prevención, la promoción de estilos de vida saludables y el combate a las adicciones.

 

Desde mi responsabilidad como senador, promoveré los acuerdos necesarios para ampliar la cobertura de padecimientos que debe atender el seguro popular, lo mismo que su verdadera (y no sólo declarada) universalización en el país y la entidad; la puesta en marcha de más y mejores unidades de primer y segundo nivel y de especialidades en el tratamiento de enfermedades crónico degenerativas; en programas de atención al sobrepeso y la obesidad infantil en una más cercana vinculación con el sistema educativo y las familias.

 

  • Más oportunidades para el pleno desarrollo de las capacidades de la gente.

 

En lo relativo a política social para el desarrollo humano, es mi compromiso trabajar en los marcos normativos y las asignaciones presupuestales pertinentes para brindar apoyo alimentario a las familias en situación de vulnerabilidad y pobreza alimentaria; propiciar la creación de más y mejores programas de apoyo para adultos mayores en estado depobreza extrema, lo mismo que programas de creación de microempresas para mujeres jefas de hogar, personas en situación de alta vulnerabilidad y jóvenes; aumentar la cobertura de espacios de alimentación, encuentro y desarrollo en localidades de alta y muy altamarginación, y ampliar la atención, en todos los sentidos, a personas afectadas por algún tipo de incapacidad.

 

Uno de los principales problemas en buena parte de los estados de la República Mexicana es la escasa posibilidad de desarrollo sustentable en sus comunidades. Por una parte, hay una gran concentración poblacional en los centros urbanos; por otra, hay una gran cantidad de comunidades con menos de mil habitantes dispersas en la geografía. Las oportunidades en estas últimas, a pesar de la vocación productiva que de suyo y tradicionalmente tienen, se ven limitadas pues los programas sociales se han circunscrito a segmentos poblacionales, sin diseñar estrategias que sean benéficas para toda la población y que hagan converger los programas asistenciales con otros de diferente índole (promoción económica, educación, salud y cultura) permitiendo así un impacto mayor y dirigido a metas cuantificables de calidad de vida.

 

De aquí el compromiso de impulsar un programa específico de comunidades sustentables que se oriente a la aplicación de esta combinación de programas para obtener un doble propósito: el primero, incrementar los índices de calidad de vida, y el segundo, fortalecer la más sana, fecunda y productiva relación social en la base de nuestra vida gregaria.

 

De manera especial, comprometo mi  absoluta disposición a apoyar en lo que sea conducente acciones muy concretas, contempladas en el actual Plan Estatal de Desarrollo de Sinaloa, como la creación de guarderías sociales o centros de atención infantil comunitarios, lo mismo que la conclusión de la construcción y el equipamiento adecuado de espacios para los adultos mayores.

 

  • Desarrollo urbano e infraestructura social básica para construir una sociedad más justa e igualitaria.

 

Se requiere con urgencia un modelo de desarrollo urbano para las ciudades de tamaño medio que se van configurando en todo el territorio estatal, y que exigen una estructura administrativa capaz de dar respuesta eficiente a las necesidades de acceso de la población a bienes básicos de una sociedad moderna, así como a la preservación y ampliación de espacios públicos que han sido confiscados por poderes extralegales.

 

En esta dirección, cumpliremos nuestro compromiso con Sinaloa apoyando decididamente las gestiones para dotar de energía eléctrica a muchas comunidades que no cuentan con este elemental servicio, construir nuevos sistemas de agua potable y de alcantarillado sanitario, así como nuevas plantas detratamiento de aguas residuales; haremos todo lo que esté a nuestro alcance para bajar la figura urbana DUIS (Desarrollo Urbano Integral Sustentable) y aplicarla en ciudades como Mazatlán, Los Mochis y Culiacán.

 

México, siendo un país urbano, que lo será cada día más, padece la evidente carencia o ausencia de políticas para sus ciudades. El caos urbano es patente, y aquí hay que poner mucha atención en la manera en que ello ha sido promovido por las propias políticas de vivienda.

 

 

 

  • Protección del medio ambiente y preservación de los recursos naturales para garantizar un mejor futuro a las generaciones venideras.

 

México requiere una reforma estructural de gran calado para hacer frente al cambio climático y al carácter finito de los hidrocarburos. El potencial del país debe aprovecharse promoviendo la inversión privada, la competencia y el apoyo del Estado para desarrollar energías renovables como la eólica, solar, geotérmica y minihidráulica. Por lo pronto, en Sinaloa, en estrecha coordinación con el gobierno estatal, encaminaremos nuestros esfuerzos al repoblamiento de mangle en la costa; la promoción de nuevas zonas naturales en Concordia, Sinaloa municipio y Mocorito, y la puesta en operación de rellenos sanitarios. Muy particularmente, me propongo impulsar con las instancias correspondientes la creación de un Centro de Investigaciones sobre el cambio Climático, la Conservación y Restauración de Ambientes Naturales.

 

  • Ø Recreación, cultura y deporte.

Asumo el compromiso de hacer las gestiones y promover las reformas normativas y administrativas necesarias para desplegar políticas públicas que permitan mejorar la infraestructura y el equipamiento, lo mismo que la penetración de los programas deportivos y culturales con énfasis en la regeneración del tejido social, el abatimiento del déficit de cohesión y el desarrollo humano sostenible. Asuntos ambos particularmente importantes en lugares como Sinaloa.

 

  • Ø Políticas con perspectiva de género.

 

Las políticas de equidad de género son de primera importancia para asegurar la cohesión del cuerpo social. El auténtico y real empoderamiento de la mujer es condición indispensable para un desarrollo económico, político y social pleno, coherente y articulado. Por eso, desde el poder Legislativo trabajaré para construir los acuerdos necesarios a fin de hacer realidad la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos entre las mujeres y los varones en México y Sinaloa.

 

  • Con los jóvenes aquí y ahora.

 

Confirmo mi compromiso de trabajar con la juventud mexicana y sinaloense en el diseño e impulso de iniciativas que permitan al país aprovechar de la mejor manera el bono demográfico como una fortaleza para el desarrollo nacional. En lo inmediato, el desafío será dar cobertura educativa en el nivel profesional a una porción muy significativa de la población, así como atender al gran número de jóvenes que hoy por hoy no estudian ni trabajan y que está alcanzando cifras preocupantes: 7 millones 819 mil en el universo de 12 a 29 años, casi la población conjunta de Jalisco y Baja California Sur.

 

Es necesario ofrecer a nuestros jóvenes un proyecto de vida. Más empleo y mejores oportunidades educativas, recreativas y culturales para los jóvenes, en esta frase se resume el compromiso con este vital sector de la población.

5.- POR UN DESARROLLO ECONÓMICO CON EQUIDAD Y JUSTICIA.

El crecimiento de la economía nacional y estatal ha sido muy limitado en las últimas décadas, y los frutos del progreso no se han distribuido con equidad y justicia. Un solo dato da cuenta de este desequilibrio: la parte de la riqueza nacional que corresponde a la masa salarial ha venido disminuyendo, y de representar en 1975 el 40 por ciento, hoy representa apenas el 30 por ciento. Tal es el resultado de un modelo concentrador y excluyente del ingreso, que en un polo del sistema genera opulencia y en el otro extremo reproduce formas de indigencia que constituyen un profundo motivo de agravio económico y social.

El caso de la economía sinaloense es igualmente expresión de esta lógica de reproducción de un modelo que, además, se caracteriza por sus bajos niveles de productividad, derivados de una estructura productiva asentada en actividades primarias que, con todo lo relevante que han sido históricamente para nuestra entidad, no son ahora las que pueden impulsar un crecimiento acelerado y sostenido.

Hoy en día, prácticamente todos estamos de acuerdo en que el modelo de desarrollo que ha seguido Sinaloa en los últimos años, es insuficiente para generar el valor y la riqueza que demanda la sociedad moderna. La economía ha tenido un crecimiento mediocre, consecuencia de un lamentable crecimiento inercial, al cual no debemos resignarnos ni permitir que este escenario se mantenga como destino.

Es necesario empujar una propuesta de cambio y transformación, de modernización de la economía, de su actualización y puesta al día, para que produzca bienes y servicios de calidad, los satisfactores básicos a que todos los ciudadanos de Sinaloa tienen legítimo derecho, y para mejorar su capacidad de generación de riqueza, de tal modo que el valor creado se quede aquí, en nuestro territorio.

La agricultura ha sido el eje que ha vertebrado nuestra economía, y que ha perfilado a la sociedad moderna que hoy somos. Nos sentimos profundamente orgullosos de los liderazgos que tenemos en la producción de alimentos, del volumen y valor de la producción pesquera, de la capacidad exportadora que hemos logrado, pero necesitamos reorientar el aparato productivo y mejorar las cadenas de valor para desarrollar actividades con mayor capacidad de generación de riqueza.

A este propósito deben ir ahora encaminados los esfuerzos colectivos. Necesitamos entre todos, haciendo equipo por Sinaloa, proponernos nuevas y más ambiciosas metas, para:

  • Recuperar una capacidad de crecimiento sostenido que supere la media de dos por ciento de los últimos 20 años, y haga a nuestra economía y al aparato productivo entrar en un círculo virtuoso de tasas anuales del orden del seis por ciento.

Sólo así, mediante un reconversión del aparato productivo, orientando esfuerzos y recursos e inversiones hacia sectores de mayor productividad y competitividad, vamos a empujar la transición de una economía sustentada en la producción de bienes primarios, hacia otra con mayor capacidad de diversificación, que agregue valor, que eleve su capacidad competitiva, que se posicione en los mercados globales y que provea a sus habitantes de los bienes básicos, empleo, educación, salud, vivienda, a que tienen todo el legítimo derecho.

Por supuesto que no se trata de renunciar a una actividad emblemática como la agricultura, que es una de nuestras mejores cartas de presentación ante el mundo, pero sí compartimos con muchos hombres que han dedicado su vida al fortalecimiento de la sociedad rural, los objetivos de apropiarse de las  distintas fases del proceso productivo, garantizar que la generación de riqueza del campo se quede en el estado y se reinvierta, impulsar la organización económica de los productores y desarrollar un programa propio de ciencia y tecnología.

En ese propósito, asumo el compromiso de trabajar junto a los agentes productivos para:

  • Impulsar un programa de desarrollo agroindustrial, que elabore y procese los bienes primarios para el mercado mundial y que conquiste nuevos nichos de mercado.

 

  • Alentar la organización económica de los productores, la creación de unidades productivas en las regiones más empobrecidas del estado, y su vinculación a los principales centros de consumo de la entidad, de tal modo que permita a los productores rurales del sector social incorporarse a la economía de mercado.

Los procesos de integración económica como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte significaron tiempos sombríos para la agroindustria sinaloense. Ahí están, como mudos testigos de este proceso desestructurador, los cascarones de muchas empresas y naves agrondustriales que fueron durante muchos años orgullo de Sinaloa y de los sinaloenses.

Se trata ahora de pasar del discurso a los hechos. Es preciso inaugurar una nueva etapa del desarrollo agroindustrial de Sinaloa, campo en el que podemos y debemos ser una potencia en el mundo global. Apoyaré desde el Senado con todo entusiasmo proyectos que están ahí, esperando las iniciativas gubernamentales, de organizaciones empresariales, productivas y de servicios, para reactivar y dinamizar el crecimiento económico.

Tenemos un sector de servicios que tiene un considerable peso específico en la composición de nuestro producto interno bruto. Sin embargo, se advierten desajustes estructurales entre las distintas ramas y sectores productivos. Necesitamos organizar el paso de un modelo agroterciario exportador a un modelo agroindustrial y de servicios que atienda con eficacia el mercado internacional, pero que también apunte a reactivar el mercado interno.

Bien sabemos que sin mercado interno no hay economía que funcione. Eso se constata en cualquier parte del mundo, en México y en Sinaloa. Por eso necesitamos reactivarlo en Sinaloa, desarrollando pequeñas unidades productivas en la región de Los Altos, apurando la integración territorial y social de miles de pequeñas comunidades aisladas donde la miseria y  la desesperanza cancelan hasta hoy toda posibilidad de progreso a muchos hombres, mujeres y jóvenes de la sociedad rural.

A esas regiones, que carecen de ingresos, empleos, inversiones y oportunidades de progreso, tenemos que llevar el desarrollo productivo y social, a fin deabrir nuevos horizontes y esperanzas para los desposeídos, desplegando una política de solidaridad y de justicia, que forma parte de los valores que nos dan identidad.

Desde la Cámara de Senadores, haciendo  equipo con todos los sinaloenses, con los agentes económicos y sociales, con las instituciones educativas, con los investigadores, con los equipos científicos y técnicos que tiene ya el estado, pondremos nuestro mejor esfuerzo para que esos proyectos puedan materializarse en un plazo relativamente breve.

De ahí que apoyaré los proyectos estratégicos que ha puesto en marcha el gobierno de Sinaloa para darle sentido y rumbo al crecimiento de la entidad en los años venideros, que van a detonar un nuevo crecimiento, a generar empleos, atraer inversiones y elevar la competitividad y productividad del estado.

Los haré con la convicción sincera de que corresponden a las necesidades de Sinaloa y de los sinaloenses, apuntan hacia el futuro y garantizan un crecimiento sostenido. Entre otros proyectos estratégicos que reclaman nuestro respaldo desde el poder Legislativo con toda determinación, están:

  • El gasoducto que conectará Chihuahua con  Topolobampo y Mazatlán.

Esta es una prioridad para la economía estatal, clave para impulsar una nueva fase del desarrollo agroindustrial y de sectores de actividad altamente competitivos que garantizan alto crecimiento sostenido. Estaré, desde el Congreso de la Unión, junto a las autoridades estatales y los sectores productivos, empujando para hacerlo una realidad en el plazo establecido, y será un poderoso impulso para alcanzar las tasas de crecimiento que requiere el aparato productivo y la economía sinaloense.

Igualmente, apoyaré, haciendo alianza con los ciudadanos, con los sectores productivos, y el gobierno estatal:

  • El diseño del plan maestro para desarrollar la plataforma logística de Mazatlán como un nuevo puerto turístico e industrial de clase mundial.

 

  • instalar la nueva termoeléctrica de la CFE “Mazatlán”. Lo mismo haremos con la instalación de la nueva termoeléctrica “El Fresnal”.

 

  • Junto con un nuevo muelle de PEMEX, la construcción de una nueva terminal de ferrys en Mazatlán.

 

  • En materia de comunicaciones, empujar con toda decisión la conclusión de la carretera Mazatlán-Durango, así como impulsar lo conducente para la conclusión de las carreteras Los Mochis-Chihuahua y Badiraguato-Parral.

 

  • En este mismo renglón, construir el sistema de riego de la presa Picachos, construir la presa Santa María, concluir el sistema de riego Elota-Piaxtla, así como aumentar nuestras capacidades de industrialización de maíz, de acopio y almacenamiento de granos, entre otras iniciativas.

 

  • En la industria, empeñaremos todos nuestros esfuerzos en la construcción de nuevos parques industriales en el estado; promover nuevos proyectos agroindustriales enfocados principalmente al procesamiento de materias primas agrícolas,  pero también a los sectores pesquero, ganadero y silvícola.

Estoy plenamente convencido de que hoy más que nunca, tenemos que impulsar proyectos energéticos sustentables, hidrológicos, eólicos y solares, que soporten el abasto de energía barata para los sectores público y privado.

Mención especial merece el turismo, actividad productiva convertida hoy en una de las palancas decisivas del desarrollo económico en el mundo moderno. En Sinaloa ésta es ya una rama fundamental que aporta casi 12 puntos porcentuales al producto interno bruto, y que encierra enormes potencialidades para los años venideros.

Ahí está, como obra emblemática del sur de Sinaloa, la construcción del Centro Integralmente Planeado de la Costa del Pacífico, ahora llamado Playa Espíritu, una de las más importantes obras de infraestructura turística de los últimos años en el país, y que está llamada a ser uno de los pilares fundamentales de un nuevo, sostenido y sustentable desarrollo.

Este proyecto estratégico va a generar los empleos, atraer las inversiones, desarrollar las infraestructuras y modernizar los servicios para promover un turismo de calidad mundial.

Ciudadanos sinaloenses:

Todos estos proyectos que pueden y deben inaugurar una nueva etapa del desarrollo económico de Sinaloa requieren de una legislación moderna, de adecuación de leyes, reglamentos y decretos que se correspondan con la sociedad abierta y pluralista que entre todos estamos construyendo.

Sinaloa no puede ni debe quedar anclada en el pasado. Requiere organizar con celeridad su transición de territorio estancado a territorio ganador. Y ello sólo puede ser producto de un esfuerzo colectivo. De ahí la necesidad de hacer equipo por Sinaloa, donde el trabajo de cada uno de sus hombres y mujeres se traduzca en bienestar y progreso, donde el futuro nos pertenezca a todos.

Esta modernización que requiere Sinaloa, y que exige el país entero, será la materia de mi trabajo en el Senado de la República, y será complementada con un intenso trabajo de gestión ante las instancias federales, apoyando las acciones de las autoridades estatales y de los sectores productivos, sociales, educativos y culturales de nuestro estado.

Se trata de reposicionar a Sinaloa en el pacto federal. Se trata también de construir juntos un futuro a la altura de nuestros sueños y aspiraciones. Podemos hacerlo si sabemos reconocernos en nuestra diversidad y dar acomodo en un proyecto común y compartido a las visiones plurales que hoy se expresan en nuestra vida colectiva.

Reitero mi compromiso: actuaré con sentido de responsabilidad y del momento histórico que vivimos. Junto a ustedes, ciudadanos sinaloenses, tengo la íntima convicción de que vamos a lograrlo.

De ahí la convocatoria a que en este proceso electoral

¡HAGAMOS EQUIPO POR SINALOA!