ANDO POR LA PLAZUELA

La mayoría de los mexicanos, con énfasis en los jóvenes, no tiene al día de hoy representación en las instituciones (religiosas, sociales, políticas…); incluso, en grandes sectores de la sociedad la Familia es disfuncional como entidad que provea protección y soporte a sus elementos. Los sectores privilegiados totalmente disociados de la realidad generan sus propias fantasías en las que suponen, de manera enajenada, están incluidas todas las personas que habitan a su alrededor.

El Estado ante su avasallamiento a poderes de índole económica, legales o delincuenciales, tiene inoperante el ejercicio de sus obligaciones y por consecuencia en suspensión los derechos de un alto porcentaje de la población. De qué sirve que se expidan leyes que suponen un beneficio para los individuos, como un mayor salario mínimo, jornadas laborales más benignas, vacaciones extendidas, etc. Si no se tiene funcional el aparato de justicia y policial para hacer cumplir las normas.

De qué sirve la existencia de un sistema estatal de salud, si este provee no sólo un servicio deficiente sino excesivamente selectivo; tanto a quién y cómo atiende, consultas sólo por las mañanas, si usted tiene un trabajo con horario quebrado o que abarca más de la mitad del día (como lo tiene la mayoría de la gente), la atención a su dolencia oscila entre lo improbable y lo imposible. En términos efectivos la mayoría de la atención médica de primera instancia se da en el sector privado de modalidad popular ¿Ha visto como florecen los servicios de farmacia con consultorio de atención a bajo costo?

Y así podríamos abordar el supuesto derecho a la vivienda, mutado en validación para créditos hipotecarios impagables en un periodo similar a la espera del segundo advenimiento de Cristo. Del derecho a la seguridad, al sano desarrollo… Y una interminable retahíla de buenas intenciones que sirven sólo para su publicación y consumo de aquella estirpe que vive ya muy por encima de esas necesidades.    

Los decibeles sociales tradicionales (clase alta, media, baja…) han perdido significado dentro de las circunstancias económicas actuales, la globalización ha generado una polarización de las percepciones en los puestos de trabajo y el acceso a prestaciones, provocando una tendencia de desaparición de los rangos medios. Existen los puestos de hiper especialización técnica ocupando la tabla más alta de percepciones y los empleos poco especializados o generales, sobre todo del sector servicios en donde el salario no alcanza a cubrir las necesidades básicas de alimentación, salud y vivienda.

-Del Estado benefactor a la casta burocrática nobiliaria-

El sistema de trabajadores del Estado ha generado otra clase privilegiada, en parte por la reducción del papel de este en favor de la regulación del mercado y en parte por el principio estamental de la sociedad mexicana, incluso latinoamericana.

Al renunciar el Estado a la rectoría de ciertas esferas del ámbito público en favor del capital particular, reduce los espacios de la burocracia y en los espacios que aún administra hay una fuerte tendencia a implementar un sistema de herencia para ocupar los puestos laborales, lo cual al prevalecer generacionalmente va convirtiendo al aparato burocrático estatal en una instancia que se regula a través de códigos que se parecen más a las de una corte aristocrática, la vida de los sindicatos estatales toma más sentido como la historia de dinastías familiares que operan para que el nicho de condiciones sustancialmente favorables, inexistentes fuera de ese ambiente, no sea invadido por individuos extraños a los lazos parentales o amistosos de las mismas personas que pertenecen a él; con la salvedad de los sujetos que sean insertados por voluntad del rey, es decir el Ejecutivo del momento o sus ministros.

En lo formal se podría argumentar que todos los pertenecientes a los sindicatos del Estado siguen siendo trabajadores, pero las condiciones de la mano de obra en el capitalismo salvaje actual, incluso la que se auto explota como los conductores y repartidores de plataformas digitales (Uber, Didi, Bolt…) está mucho más pauperizada, es muy inestable y tienen prestaciones prácticamente inexistentes. Se da la paradoja de que un trabajador de la esfera pública y uno de la iniciativa privada puedan tener la misma percepción económica, pero por cuestión de prestaciones y derechos una crisis de salud se presentará como un problema para el sindicalizado estatal, pero para el trabajador privado puede representar el colapso de su economía y el de sus allegados si los tiene.

Y todo esto habrá quien lo explique bajo el argumento de una supuesta virtud de parte de las personas que logran pertenecer a ese sistema privilegiado, o incluso quien ofrezca una salida airosa con el discurso tan vendido de los supuestos meritocráticos del sistema capitalista que es aplicado sólo por mimetismo al ámbito gubernamental.

-La ficción de la meritocracia-

Las sociedades capitalistas han generado históricamente -y asumido- el discurso meritocrático, la creencia de que la diferencia entre las personas beneficiadas del sistema que acumulan bienestar y riqueza tiene un factor predominante de esfuerzo individual y características sobresalientes de tipo personal como la inteligencia, el talento, habilidades específicas, el esfuerzo o incluso el arrojo ante los riesgos.

Esta idea tan arraigada es más una necesidad mental para justificar sin remordimiento las desigualdades absurdas que el sistema alimenta, la idea de la excepcionalidad como justificación de la extrema desproporción en la distribución de los recursos no se sostiene en la realidad.

En un estudio encabezado por Alessandro Pluchino, realizado en 2018 con otros investigadores en la Universidad de Catania en Italia, construyeron un modelo matemático que aplica las variantes que intervienen en una sociedad para que ciertos elementos acumulen riqueza y otros no. De forma básica partieron del hecho que la distribución de cualidades en los humanos da como resultado una distribución gaussiana, es decir: la mayoría de los individuos de una población tendrán cualidades que se encuentran en una variación que no se aleja mucho de la media, incluso los más excepcionales no se alejan tanto como para justificar las desproporciones que se observan en la concentración de riqueza, la cual presenta en la sociedad una distribución correspondiente a la ley de potencias (Ley de Pareto).

Explicándolo llanamente, la altura en los humanos puede variar desde los 1.40 mts. de alguna mujer en Guatemala a los 2.20 mts.  de un varón en Países Bajos, pero si tomáramos esta cualidad (podría ser cualquier otra) como referente para asignar la distribución de riqueza entre las dos personas en nuestra sociedad el resultado no sería proporcional a los ochenta centímetros de diferencia, sino a algo más a parecido a la diferencia de una hormiga con un edificio. Y el estudio no sólo descubre esa desproporción, también que la concentración de riqueza no recae en el más alto, nuestro hombre de 2.20 de altura (siguiendo con la analogía), sino en algún sujeto de 1.75 mts. que por casualidad fue elegido.

Es decir que las personas más desproporcionadamente beneficiadas de nuestra sociedad ni siquiera son las más excepcionales, para sumarle a esto las simulaciones del modelo matemático determinan que muchas de las variantes para que sólo unos individuos sean beneficiados por el sistema son aleatorias, es decir que es pura suerte.  La meritocracia es una falacia para seguir concentrando el 80 por ciento de los recursos en el 20 por ciento de una población que solo tuvo suerte y que sostienen el esquema a base de un cuento de hadas.

Fuente: https://arxiv.org/pdf/1802.07068.pdf

-Perspectiva-

No veo en el horizonte actual para el país, un movimiento civil o político que haga conciencia de las condiciones de los problemas actuales de la mayoría de la población desintegrada de la misma sociedad a la que pertenece. El clima de falta de expectativas de la mayoría de los individuos no está siendo abordado por ningún discurso público, mucho menos por los protagonistas de las elites políticas o empresariales, también se proyecta el pensamiento anacrónico que permea entre estas.

Se observa para el próximo cambio de gobierno federal una homogeneidad de ideas disfuncionales, ya aplicadas en distintas variantes en todo lo que va del XXI y que probadamente no han provocado cambios sustanciales. Las propuestas se detienen en la parafernalia, llevando el discurso a lo meramente anecdótico: Quién usa un huipil, Quién robo, Quién es su amigo, A quién le debe, Cómo habla… No se exponen ideas, incluso parecería que todo el aparato de poder público vive en otra realidad temporal en la que el sentido de urgencia y angustia por la compleja realidad actual no está presente.

Parece que nuestro próximo proceso electoral se llevará a cabo en el país de Barbilandia, se hace sólo política cosmética para un país de a mentiritas.  

ANDO POR LA PLAZUELA

La operación de reconcentrar el poder de la Unión en el Ejecutivo, sujetando a la voluntad de este las decisiones que competen a la esfera del Legislativo y el Judicial, no se completó de la manera que esperaba el grupo que llegó a la administración federal en 2018, pero alcanzó a acotar la independencia de aquellos. Lo que sí logró el Ejecutivo fue recuperar control total sobre áreas a las que se les había dotado de cierta independencia administrativa y presupuestal a través de organismos autónomos o descentralizados. Vamos, que detrás del eufemístico “mandato del pueblo” se esconde un mal disimulado y seudo monárquico “el Estado soy yo”.

El objetivo completo no se cumplió y dadas las circunstancias no se concretará; tuvieron en el primer trienio de este gobierno todo para realizarlo, pero el común narcisismo de quien llega al poder y lo cree eterno obró en su contra; creyeron que lo harían después utilizando el tiempo en medir vanidades: el nuevo rico se abstrae en primera instancia en probar sus juguetes nuevos.

La clase en el poder que llegó con las banderas de la izquierda adolece de agudeza y profundidad intelectual, tiene incluso gestos de desprecio hacia el mundo de la cultura y el conocimiento e intenta llenar su falta de entendimiento con una especie de neoindigenismo y tradicionalismo nacional kitsch, gusto que atribuyen a ese impreciso ente que llaman pueblo, que viéndolo con cuidado es una forma de proyectar la profunda convicción de que sus interlocutores no tienen mayor dimensión mental que la de una cabra.

Bajo estas circunstancias, no es extraño su fracaso en el intento de trasmitir la idea de una nueva etapa o era en el devenir histórico nacional (cuarta transformación), que implicaría renovar los códigos lingüísticos y referentes simbólicos en su actuar público. Su fallido intento genera una clase política desgarbada y errática al momento de comunicar, los más avezados intentan hacer pasar su incapacidad de comunicación política con el sincretismo barroco del régimen nacional de los años setentas, mientras otros le apuestan a una supuesta sinceridad frente al auditorio, lo que en términos llanos es explicar que se la pasan improvisando y lo que transmiten es desorden, lo que es fácilmente transferible como característica de su ejercicio de gobierno.

La intención de rehacer los símbolos políticos se desbarranca al punto de llegar a revivir el ritual de la unción del elegido en la sucesión presidencial, uno de los más álgidos momentos del poder según el régimen nacional de finales del XX, usando un objeto sin referencia nacional, artificialmente prehispánico, intercambiado entre un mestizo español y otra criolla judía-española, si se le da lectura desde la perspectiva autóctona que ellos están ofreciendo. Entre esas cuatro manos, fuera de la cultura nativa que género el símbolo-objeto no es un bastón de mando, es un palo adornado con bisutería. Entonces la narrativa se completa en la operación de un régimen que concentró el poder del Estado (no en la medida que se quisiera) para transmutarlo en un palo.

-Ellos se van del PRI, pero el PRI no se va de ellos-

Como membrete de publicidad al grupo en el poder público federal invocar al PRI como su adversario les ha traído altos réditos electorales y de posicionamiento público, un elemento diferenciador de algo que la mayoría del público supone malo. Aprovechan la inercia irreflexiva de la publicidad, estrategia muy valida pero que esconde la incapacidad de la clase gobernante actual de desprenderse de la matriz cultural de ese partido.

Hacía mucho tiempo no veía tan pleno al titular del Ejecutivo federal como en el último informe del Gobernador priísta del Estado de México. Y es que Atlacomulco sabe hacer eventos para complacer a un rey: la logística, la estructura, el boato del poder en sus máximas formas, ni un elemento fuera de lugar, hasta el último faro de la iluminación enfocado en la figura principal, el maquillaje matizado de forma perfecta, la escenografía, los extras, desde el más refinado al más humilde asistente dispuesto a complacer y celebrar el más mínimo atisbo de la voluntad presidencial.

Y es que el presidente recuerda y añora la matriz que le dio sustento, no sólo económico sino intelectual, sabe que inclinar la cabeza ante los del Estado de México y los priístas con los que se hizo y gozó, no es el simple hecho físico de agacharse: es el acto metafísico de inclinar el espíritu ante quien deciden mejor que ellos. Para agacharse está cualquiera de los compañeros y camaradas que trae comiendo de su mano ahorita, pero los sobones sin gracia al final terminan cansando. Es mejor para el ánimo sentirse señor de señores que domador de bestias y para mover el abanico de esa forma no cualquiera.

De lo que llaman PRI se pueden ir los que usted quiera, que al fin y al cabo terminan construyendo Morenas, Movimientos ciudadanos, Petés, Perredés… El verdadero asunto es quiénes han estado; no veo en los actuales partidos un Torres Bodet o un Reyes Heroles, no me voy más atrás para no hacer más enana la perspectiva actual. Lo complicado no es hacer o irse a otro partido, sino generar toda una cultura alrededor del poder para hacerlo funcional hacía el sistema social que lo sostiene y para eso no es suficiente el ejercicio de gobierno, es necesario también la construcción paralela de significados que cobren sentido en la realidad, labor que a la élite política actual le quedó enorme.

Vamos, que Morena cumplirá -tal vez- 2 periodos en el gobierno federal y después estará por verse qué otra variante del legado político priísta nacional, con qué color y siglas, tomará el poder público de este país, adicionando elementos de la moral de moda en turno para entonces. Mientras la sociedad mexicana no genere los elementos para un cambio de comportamiento y usos políticos, el lenguaje y símbolos que sostienen el discurso y la práctica del poder público en México serán, como hasta ahora, los del legado construido en el discurrir histórico de la época revolucionaria institucional.

Petróleo, narco, divisas y política: el esquema económico del poder en Latinoamérica 

Octavio Valdez

Existe un reclamo histórico, muy justificado, del intervencionismo que Estados Unidos ha ejercido en los países de Centroamérica; en casos específicos como el de Guatemala y Honduras a través del colonialismo económico, se acusó durante mucho tiempo que la United Fruit deforestó ferozmente la región de los países al sur de México y expolió a sus habitantes en nombre de sacar el mejor redito de su negocio, aprovechando la debilidad de las instituciones y la corrupción de las autoridades locales.

El reciente asesinato de Fernando Villavicencio, precandidato presidencial en Ecuador, me recordó el modelo de intervención económica arriba descrito. Según las propias palabras de Villavicencio, recogidas en una entrevista realizada un poco antes de su muerte, había recibido amenazas de muerte de parte de un jefe local “franquiciatario” del Cártel de Sinaloa en el país sudamericano. A partir de esta declaración es una de las principales líneas de investigación que las autoridades del país andino establecieron como probable razón para el homicidio.

Aunque en lo formal el gobierno mexicano a través del poder Ejecutivo calificó la versión del asesinato por parte del cártel como un rumor, es evidente por lo sucedido que el trasiego y venta de estupefacientes es un elemento de poder fáctico, así como una variable económica con repercusiones en el poder político en Ecuador y si se revisa con cuidado, en toda Latinoamérica. Llama la atención como el alineamiento político de países como Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú y México coincide con en el repunte de la violencia y el negocio ilegal relacionado con los estupefacientes en estos países.

Cabe recordar el intento por parte de un grupo de congresistas norteamericanos para que el gobierno estadounidense de Joe Biden clasifique a los cárteles del narcotráfico mexicano como grupos terroristas, lo que implicaría un cambio de estrategia mucho más militarizado e intervencionista por parte del vecino del norte en la región. Ante el contexto, tal vez cabría una actitud más prudente de parte del Gobierno de México en el tema del atentado en Ecuador.

Otro actor económico bajo sospecha en el asesinato de Villavicencio son las empresas petroleras (francesas y chinas) , debido a las denuncias del mismo candidato fallecido, en las que expondría que estas habrían realizado con el gobierno ecuatoriano (enfáticamente en el periodo presidencial de Rafael Correa) contratos para la explotación de yacimientos bajo condiciones injustamente ventajosas que lesionaban los intereses de la nación ecuatoriana, por lo cual proponía que dichos convenios entraran a revisión para establecer condiciones más benéficas para su país.

Existe otra notoria coincidencia entre los países que conforman el eje latinoamericano de producción y trasiego de estupefacientes, aparte de los altos índices de violencia también comparten el hecho de ser productores de petróleo, sector a partir del cual los grupos criminales han complementado sus actividades criminales en busca de mayor ganancia a través del robo de combustible y derivados de la petroquímica, práctica generalizada en la región, que en casos como el de Venezuela con comprobada colusión de autoridades gubernamentales.

Fuente:https://es.statista.com/estadisticas/1315122/paises-latinoamericanos-con-mayor-volumen-de-produccion-diaria-de-petroleo/

-El camuflaje del dinero de las drogas con las remesas de los paisanos-

Si se observa un mapa del continente americano y se ubica en él, Sinaloa y después Ecuador, puede surgir la duda en la versión de que un grupo delincuencial del norte de México tiene la influencia suficiente para controlar una banda delincuencial en un país sudamericano que articula la operación de un negocio que se controla a más de 4500 kilómetros de distancia, la duda persiste hasta que se empiezan a conocer ciertos números.

En días pasados, un reportaje de Reuters exponía como las bandas de narcotráfico usan a un ejército de personas, tanto del lado de Estados Unidos como de México, para hacer transferencias de las ganancias de la venta de drogas de los Cárteles a través de los distintos servicios de envíos de remesas.

Tan sólo en 2022 el total de envíos de remesas reportadas por el Banco de México alcanzó los 58 mil 500 millones de dólares, cantidad muy superior al ingreso de divisas por exportaciones petroleras del país en el mismo año ($ 31 mil 089 millones) y más del doble de las que ingresaron por el concepto de turismo internacional ($ 26 mil 347 millones) en el periodo referido. La suma de divisas en turismo y ventas petroleras no alcanzan lo ingresado por el concepto de remesas en México.

Sin quitarle el merito al esfuerzo de los paisanos, el comportamiento del envío de remesas se vuelve muy irregular cuando se contrastan ciertos datos:

En el intervalo del 2018 al 2022 hubo un aumento de 25 mil millones de dólares en el concepto de remesas reportadas, esto es un incremento del 74% en tan sólo 4 años. Lo que no se explica en base al flujo migratorio de nuestro país a Estados Unidos que no ha aumentado, incluso presenta una tendencia a la baja desde el 2014. Autoridades tanto estadounidenses como mexicanas coinciden en explicar la contradicción en las cifras con el envío disfrazado de remesa del efectivo por la ganancia de la venta de droga en Estados Unidos de los cárteles mexicanos.

-Efectos en Latinoamérica, México y Sinaloa-

Es evidente el influjo en la vida cotidiana del mexicano del narcotráfico como elemento de definición de la realidad, en la inseguridad generalizada que se presenta en el país, la militarización de la estructura y las instituciones gubernamentales, pero no han sido tan exploradas las repercusiones económicas perniciosas, los desequilibrios que genera la entrada de un mercado negro tan grande de divisas a algunas poblaciones.

Observando los números macroeconómicos en la captación de divisas y como afectan al país, se puede entender mejor la inflación que sufren poblaciones como Culiacán, en donde sin existir el desarrollo de una industria boyante y por lo tanto no presentar una inmigración como polo de trabajo en la región, el costo de vida no coincide con sus indicadores formales de percepciones y actividad económica en la población. Al considerar que la ciudad es reportada como uno de los principales polos receptores de las falsas remesas del narco, se entiende el fenómeno económico donde existe un sector formal deprimido que convive con un alza de precios constante en la canasta básica, costo de transporte o bienes inmobiliarios.

Predios en venta o renta en el primer cuadro de Culiacán, la depresión económica es notoria en el centro de la ciudad que no coincide con un fenómeno inflacionario constante en el ramo inmobiliario como en el de consumo.

Los sinaloenses por décadas se acostumbraron a convivir con el fenómeno del narcotráfico, percibiéndolo como un benefactor de la condición de miseria de algunos de sus habitantes, sobre todo los pertenecientes a los núcleos de población más lejanos a los centros urbanos, como los pertenecientes a las zonas serranas. Después han sido testigos de como el fenómeno que degeneró a una condición de violencia sistémica de su tierra se ha extendido por todo el país. El día de hoy habría que preguntarse si no se ha vuelto ya un factor de inestabilidad para toda la región latinoamericana, debido a la exportación del modelo económico mexicano de balazos y billetazos.

Fuentes:

https://www.reuters.com/investigates/special-report/mexico-drugs-remittances/

https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Familia-de-candidato-presidencial-asesinado-demanda-al-Gobierno-de-Ecuador-20230818-0068.html

https://es.statista.com/estadisticas/1315122/paises-latinoamericanos-con-mayor-volumen-de-produccion-diaria-de-petroleo/

https://www.census.gov/programs-surveys/cps/about.html

https://elpais.com/internacional/2023-08-10/dijeron-que-me-iban-a-quebrar-el-candidato-fernando-villavicencio-denuncio-amenazas-de-un-grupo-criminal-vinculado-al-cartel-de-sinaloa.html

https://signosvitalesmexico.org.mx/euforia-de-las-remesas-exodo-lavado-de-dinero-y-auge-economico/