
Melchor Inzunza
Guasave, Junio de 2021
En 1998 Rubén Rocha Moya había obtenido, como candidato a gobernador por el PRD, el 19%, de la votación: sin precedente para la izquierda sinaloense.
En 2018 postulado a Senador por “Juntos Haremos Historia”, obtuvo otravotación histórica para la izquierda de Sinaloa: 604 mil 603 votos.
En junio de 2021 rompió su propia marca: 624 mil 225 sufragios: representa el 56.6% de la votación -el porcentaje más alto a nivel nacional-, con un margen de más de 24% de diferencia de su más cercano perseguidor, el candidato de la alianza PRIANRD.

En un acto multitudinario en El Burrión observé lo más notable: el candidato hizo visible a los individuos. Como si le hablara a cada uno de ellos; conocía a algunos, los nombró, preguntó por otros y sus familias, escuchó sus opiniones y reclamos, no dejó preguntas sin respuesta, discutió y adelantó sus programas.
No podía no notar el estilo de un candidato pues parecía prefigurar el estilo personal de gobernar. Por eso la gente se le entregó. Y lo hizo con un fervor muy parecido a la devoción de los guasavenses cuando recibieron al candidato Andrés López Obrador.
Cuando este aspirante a la presidencia reiteró su lema: “Por el bien de todos, primero los pobres”, la ovación fue estremecedora.
También lo fue cuando Rocha anunció su política social para apoyar el bienestar de los viejos y las esperanzas de los jóvenes.
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Si en los comicios del 2018 AMLO obtuvo un triunfo arrasador, casi desaparece al PRI y al PAN, en las elecciones de junio del 2021 Morena gana la mayoría de las entidades y en cámara de diputados.
En Sinaloa, en el 2021 el candidato morenista a la gubernatura logró una victoria insólita: no le dejó bueno hueso alguno a los opositores asociados en la turbia sociedad del pri, pan y prd. Y de todos los candidatos en los estados, Rubén Rocha Moya fue el más votado, y con mucho.
Los priistas no tienen ni a donde ir, como no sea a Sinaloa de Leyva. Morena ganó en el resto de los municipios.
En Guasave, se daba por hecho el triunfo del doctor Jesús López desde mucho antes, pero se acogió a las siglas equivocadas, y ganó el candidato de Morena, Martín Ahumada.
El triunfo de Rocha fue devastador para la incongruente alianza opositora, y no sólo en Sinaloa, sino también en la mayoría de las entidades donde ganó Morena, y aun en las pocas ganadas por la alianza del pri, pan, prd. Lo cual pone en duda su consistencia y viabilidad en el futuro.
Celebramos la victoria del candidato de Morena, pero no podemos no celebrar también la derrota de la tal alianza. De haber ganado su abanderado habría significado una regresión peligrosa para la democracia. De hecho Mario Zamora, no lejos de la derecha panista, pero más cerca del ideario del Provida de los tiempos de Jorge Serrano Limón, suscribió un documento, el cual contiene los postulados de la ultraderecha.
Y así les fue…
El colectivo Sinaloa Inspira denunció el compromiso de Zamora donde revela su misoginia, homofobia, y su defensa de la familia tradicional: los matrimonios sólo entre un hombre y una mujer.
Tiago Ventura Cárdenas, integrante de dicho colectivo y también presidente de Sinaloa Incluyente A.C, explicó: el candidato de la alianza “Va por Sinaloa” firmó un convenio con grupos Provida, en donde se compromete a defender la familia natural y la penalización del aborto por mencionar algunos. (el Sol de Sinaloa, domingo 30 de mayo de 2021)
De la que nos libramos. Bueno, nos libró Rocha.
Aun cuando su competidor ya había recibido su constancia de mayoría, el 18 de junio Zamora impugnó la elección: dizque el proceso fue sucio e irregular, en el cual “imperó la narco política”. Tales argumentos no tardarán en ser esgrimidos por los articulistas obsesionados en embestir todos los días contra el presidente.
Zamora aún no salía de su turbación y asombro: su adversario le ganaba con enorme ventaja, y lo entiendo. Lo mismo sentí yo al saber la magnitud de la victoria de Rocha, y eso que apenas tuve una velita en ese entierro del PRI y sus socios.
Pero la verdad estaba allí, en los votos. Y la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. O como diría el gran Antonio Machado: “La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”.
Si al candidato de los tres partidos asociados le fue mal, al gobernador priista Quirino Ordaz no le fue mejor. Por cierto –todo debe decirse– Quirino se dejó convencer por su coordinador de asesores, Homobono Rosas, de hacer una purga de rochistas, y así le fue al pobre diablo coordinador: pronto fue removido de su cargo, y así le fue al gobernador en los comicios.
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Los gobernadores
Sinaloa los ha tenido buenos, malos y mediocres. En una época, del PRI surgieron buenos y populares gobernantes, a quienes el poder resaltó sus virtudes; en otros momentos, el poder puso de relieve los peores defectos del gobernante priista.
En 1999 apareció uno de esos en cuyo segundo año de gobierno declaró formalmente inaugurada la ‘nueva realidad de Sinaloa’. Ahí empezó a darle vuelo a la adulación organizada, a los autoelogios más extravagantes y a su propia megalomanía. Por eso desdeñó cualquier crítica y sus adversarios. Y de todas las pasiones que ciegan y enloquecen y engañan a los hombres, la peor es la más fría: el desdén. (dice Chesterton en uno de sus cuentos).
Desde el principio lo mareó el poder. Y su gobierno terminó ahogado “en las aguas heladas del cálculo egoísta” (Expresión de Marx considerada por Octavio Paz un alejandrino perfecto)
Más tarde llegó otro gobernador, y sólo dejó un legado: el de la frivolidad, y se pasó los seis años bailando a la primera provocación.
Tratándose de políticos y del poder, toda suspicacia está permitida. Algunos reflexionan: Rocha llegará a gobernar con el enorme poder otorgado por los electores, y así podrá emprender la transformación de Sinaloa y consolidar el sistema democrático. Pero, ¿sabrá eludir las insidiosas trampas del poder, entre ellas las del mareo?
Le transmití a Isabel Ibarra esta cuestión, y ni por un instante dudó en su respuesta. Rocha no es de esos. Y te voy a decir, con fundado optimismo: será un gran gobernador, diferente a cualquier otro. Y me dio Ibarra una brillante y muy convincente razón. Por ahora me la reservo.

Por cierto, Isabel, acabo de terminar la relectura de Suetonio (70-126 d. J.C.), refiere en Vidas de los doce césares esta opinión del emperador Augusto: nada convenía menos a un gran capitán que la precipitación y la temeridad; y así repetía con frecuencia el adagio griego: Apresúrate lentamente. Es decir, con prudencia.