Microscopio Social

Los sinaloenses desean que ya no cambie el horario

Por Héctor Melesio Cuén Ojeda

Desde hace muchos años, y con una tendencia cada vez mayor, por diferentes medios los sinaloenses han manifestado que quieren que el horario ya no se modifique en nuestra entidad; de manera específica, rechazan el denominado horario de verano. Para ello, apelan al caso de los sonorenses, quienes decidieron regirse por un único horario.

Sin embargo, resolver una situación de esta naturaleza solo le compete al Congreso de la Unión. Recordemos que eran el presidente de la República, los senadores, los diputados federales y los congresos locales los únicos que tenían la facultad de presentar iniciativas de ley a la Cámara de Senadores o a la Cámara de Diputados, pero con la reforma constitucional de 2012 se aprobó que se pudieran presentar las denominadas iniciativas ciudadanas.

Para lograr lo anterior, deben cumplirse una serie de requisitos, principalmente que dichas iniciativas estén avaladas cuando menos por el 0.13% de ciudadanos inscritos en el listado nominal del país. Asimismo, tal voluntad debe manifestarse en un formato en donde se detalle la iniciativa y los datos generales de quienes van a representar a la ciudadanía, y lo más importante, el listado de las personas interesadas mediante el nombre y apellido, la clave de elector y la firma.

Este tema lo traigo a colación, ya que cuando tuve la oportunidad de ser candidato a gobernador miles de sinaloenses me plantearon que se legislara para que Sinaloa ya no tuviera el cambio de horario. Por esta razón, para lograr este objetivo, le solicité al diputado Víctor Antonio Corrales Burgueño me acompañara en un proceso de elaboración y entrega de una iniciativa de ley con carácter de ciudadana.

De este modo, el 3 de noviembre anunciamos el inicio del proceso de recolección de firmas para completar la cantidad necesaria para presentar la iniciativa en mención; asimismo, señalamos que solo teníamos alrededor de 10 días para tener a la mano un mínimo de 108,500 rúbricas para cumplir así con el 0.13 % del listado nominal. Por ley, estábamos obligados a presentar la iniciativa y las firmas de apoyo a más tardar el 14 de noviembre, si es que aspirábamos a que en 2017 ya no se aplique el cambio de horario.

No solo recabamos la cifra solicitada, sino que la superamos; es una satisfacción haber obtenido 262,876 firmas que avalan la iniciativa de ley. Con este enorme respaldo, el 14 de noviembre, en la Ciudad de México, le entregamos al Senado de la República 20 cajas de “archivo muerto” que contenían 27,868 formatos que contenían las correspondientes rúbricas.

La entrega formal la hicimos al senador Pablo Escudero Morales, presidente de la mesa directiva del Senado, representado por la senadora Blanca María del Socorro Alcalá Ruiz, vicepresidenta de dicha mesa, quien estuvo acompañada por el senador Manuel Cárdenas Fonseca.

Ahora el paso inmediato es que el Senado turne al Instituto Nacional Electoral (INE) el material que ampara las 262,876 firmas con el objeto de que valide la información; de recibir una repuesta positiva del INE, cuando menos en una cantidad de 108,500, la iniciativa será turnada a las comisiones permanentes con el fin de que se elabore el dictamen correspondiente. Y de acuerdo con lo establecido en la norma jurídica, el Senado tendrá que resolver lo conducente a más tardar el 15 de diciembre.

Sin duda alguna, la razón por la que miles de sinaloenses firmaron para apoyar sin titubeos esta iniciativa es el convencimiento de que el cambio de horario ha ocasionado muchos perjuicios en la salud, tanto en los aspectos biológicos como en los psicoemocionales y sociales.

Sin embargo, no quiero dejar de mencionar que la extraordinaria participación en este proceso también se debe al hartazgo de que el gobierno aplique políticas públicas alejadas de las aspiraciones e intereses de la población, así como al cansancio de las medidas verticales que se toman por los diferentes entes gubernamentales, ya que no se consulta a la sociedad para saber lo que mejor conviene.

Las 262,876 firmas recolectadas en tan solo 10 días de trabajo es un reflejo claro y conciso de esta inconformidad. Además, es un mensaje muy nítido de que los ciudadanos desean tener otras vías de participación ajenas a la partidocracia que en México se ha venido imponiendo por los clásicos institutos políticos nacionales y por los diferentes niveles de gobierno.

De no entender lo anterior, seguiremos teniendo más de lo mismo, y los sinaloenses continuarán siendo vistos como moneda de cambio, sobre todo en las coyunturas electorales.

Gracias y que pasen una excelente semana.

Microscopio Social

Los sinaloenses no aceptan el cambio de horario

Por Héctor Melesio Cuén Ojeda

El huso horario es la forma en que el ser humano organiza los horarios, con base en el esquema de que la esfera terrestre comprende 360 grados, mismos que se dividen en 24 horas, tiempo en que la tierra gira sobre su propio eje; ello da como resultado que cada huso medirá 15 grados, lo que es equivalente a una hora.

Es decir, son 24 espacios de 15 grados los que definen el horario de cada región del mundo.

En virtud de que el planeta tiene un movimiento de rotación de oeste a este, cuando se pasa de un huso horario a otro en dirección este, sumamos una hora; al pasar del este al oeste, por el contrario, hay que restar una hora. La zona con la hora cero en el planeta es la atravesada por el meridiano de Greenwich, cuyo punto principal es la ciudad de Londres, Inglaterra.

A partir de estos criterios, se establecen los horarios en las diferentes regiones del mundo.
Bajo esta concepción, México tiene cuatro zonas horarias vigentes y, por lo tanto, cuatro husos horarios. Sinaloa se rige por el tiempo de la Zona Pacífico, tomando como base el horario de la Zona Centro de México Greenwich Mean Time -6 (GMT -6). Así, se deduce que cuando en el centro del mundo son las 00:00 h, en la Ciudad de México son las 18:00 h y en nuestro estado las 17:00 h.

Por decreto del H. Congreso de la Unión, en México se implementan dos periodos de horario: el de verano, que inicia el primer domingo de abril y termina el último domingo de octubre, lapso en el que el reloj se adelanta una hora, y luego un segundo, que se implementa de noviembre a marzo, para lo que el reloj se atrasa una hora.

El argumento principal es que así se aprovecha más la luz del día y con ello se da un ahorro de energía eléctrica. A lo anterior se le han sumado otros supuestos beneficios, como un mayor comercio y seguridad, la disminución de accidentes, la posibilidad de que las personas hagan más actividad física.

Con esta práctica se quiso fomentar la cultura verde, pero no se ha logrado; por el contrario, después de más de 15 años que se ha puesto en práctica los beneficios no son notorios para los ciudadanos, sino que cada año se viene incrementando la inconformidad de la sociedad.

El principal problema es que la hora que se adiciona con “mayor luz” en la tarde se pierde en la mañana, por lo que pensar que se reducen los niveles de criminalidad es aventurado, ya que los ciudadanos que gustan de salir a ejercitarse en la mañana, los niños que entran a la escuela en el horario matutino o los trabajadores que ingresan a laborar temprano lo hacen a oscuras, lo cual incrementa la posibilidad de ser afectados por actos de la delincuencia.

También algunos trabajos de investigación han explicado los efectos biopsicosociales que provoca el cambio de horario en las personas. Con la eliminación del horario de verano, algunas despertaron más tarde y durmieron menos; otras siguieron acostándose aproximadamente a la misma hora, pero disminuyeron su latencia y sus dificultades para empezar a dormir, mientras que quienes trabajan durante el fin de semana requirieren cerca de dos semanas para ajustarse con relación a los que trabajaban semanalmente.

Dichos estudios también exponen las consecuencias de esta desincronización en el cambio de horario y sus efectos psicofisiológicos; no obstante, es importante incorporar como efectos adicionales los sucedidos en la vida social, particularmente en las relaciones interpersonales y laborales. A nivel personal, disminuye el contacto con la familia y con los demás miembros del medio social; hay mayor incidencia de accidentes de trabajo; baja eficiencia de los trabajadores, menor nivel de productividad y como resultado baja la calidad de vida de los trabajadores.

Además, el supuesto ahorro de energía eléctrica no se manifiesta en el recibo de la luz que llega a nuestros hogares.

Por ello, el doctor Víctor Antonio Corrales Burgueño y un servidor decidimos retomar todas estas inquietudes y plasmarlas en una iniciativa ciudadana con el fin de solicitar al Senado de la República que Sinaloa ya no tenga ningún cambio de horario, tal y como lo hace el vecino estado de Sonora. Para poder hacer realidad esta iniciativa se requiere, por ley, el apoyo de cuando menos el 0.13% de firmas en relación con el listado electoral del país, lo que equivale a 108 mil firmas. Si deseamos que el próximo año ya no se aplique ningún cambio de horario en nuestro estado, también por ley esta iniciativa deberá ser entregada a más tardar el 14 de noviembre.

Con base en estas consideraciones, estimados ciudadanos sinaloenses, estos días les estaremos solicitando su firma de apoyo para poder cumplir con lo que establece la ley. Lo haremos en módulos establecidos en las plazuelas de muchas comunidades, pero además tocando puertas de los hogares. De antemano, muchas gracias por apoyar esta iniciativa.

Gracias y que pasen una excelente semana.

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XXXIII Semana Nacional de Ciencia y Tecnología

Por Héctor Melesio Cuén Ojeda

En el marco de la XXXIII Semana Nacional de Ciencia y Tecnología 2016, la comunidad académica y científica del país promovió una serie de actividades para motivar la participación de la sociedad en estas importantísimas áreas del conocimiento humano, lo que permitiría al país mejorar sus condiciones de vida. El lema de este año es: “Cambio climático: piensa globalmente/actúa localmente”.

Agradezco la invitación que me hicieron llegar varias Unidades Académicas de Ahome para compartir con ellos la conferencia,  “Perspectivas de la educación y ciencia en México”, la cual atendí con mucho agrado. En realidad hubiera querido que el contenido de dicha conferencia hubiera sido más alentador, pero la realidad del país no lo permite.

Para el desarrollo de esta charla, me fueron de gran utilidad la información del banco de información estadística del Índice Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015, basado en doce pilares con sus respectivos parámetros, los cuales a continuación señalo:

1.- Contexto general; 2.- Inversión pública-privada en Ciencia Tecnología e Innovación; 3.- Educación superior; 4.- Educación básica; 5.- Inclusión: 6.- Producción científica; 7.- Empresas Innovadoras; Emprendurismo y Negocios; 9.- Infraestructura material e intelectual; 10.- Propiedad industrial; 11.- Género, y 12.- Tecnología de la Información.

Sinaloa, atendiendo la evaluación de los parámetros de los pilares, se ubica en el desafortunado lugar número 19, es decir, ni siquiera nos situamos en la media nacional. Nuestro atraso inicia en el nivel básico, pues de acuerdo con los datos del INEGI, del total de escuelas de educación básica (5,996), 5% no tienen disponibilidad de agua ; 11% no disponen de energía; 10% no tienen servicio de baño;  46% no tienen drenaje; 51% no tienen equipo de cómputo; 13% no tienen pizarrones o pintarrones;  26% no tienen escritorio o mesa para el maestro; 87% no tienen señales de protección civil;  83% no tienen rutas de evacuación; 75% no tienen salidas de emergencia, y 80% no tienen zonas de seguridad.

Una explicación a los problemas anteriores es la pobre inversión al gasto educativo en el país, el cual en promedio ha sido de 4.9% aun cuando el artículo 25 de la Ley General de Educación establece que el monto que se deberá destinar a educación no podrá ser menor al 8% del PIB.

Otra gran limitación es que aun cuando los países desarrollados destinan entre 1.5% y 3.8% de su Producto Interno Bruto al Gasto de Inversión y Desarrollo Experimental (GIDE) en México, este indicador prácticamente se ha quedado estancado, ya que no se ha podido alcanzar el 0.5% del PIB, en tanto que el promedio de la relación GIDE/PIB de los países de la OCDE es de 2.37%.

Además, la proporción de investigadores en México por cada 1000 integrantes de la población económicamente activa (PEA) era de 0.9% cifra que se ubica muy por debajo de los países desarrollados, como por ejemplo Alemania que tiene 7.9%, Reino Unido con 8.2%, e incluso estamos por debajo de Argentina que registra 2.5%. El promedio en la OCDE de este rubro es de 7.2%. Aunque estas cifras son del 2012, el panorama no ha cambiado mucho.

En realidad no podemos competir con otros países con los que tenemos firmados convenios comerciales. El atraso tecnológico y científico de nuestro país lo impide. ¿Cómo poder hacerlo cuando México invierte por cada estudiante de educación superior 7,889 dólares por año (aclarando que esta inversión era con el costo del dólar de hace 4 años) mientras que Chile, 8,333; Japón, 16,446, Canadá, 23,226 y Estados Unidos, 26,021?

Una de las metas del presidente Enrique Peña Nieto es elevar la cobertura al 40% para el año 2018. Francisco López Segrero, presidente de la Red Latinoamericana de Estudios Prospectivos, comentó que a México le debería dar vergüenza tener una cobertura tan baja en educación superior, de apenas 34%, cuando Argentina tiene 80%, Venezuela 78%, Finlandia 92% e Italia 62%, por ejemplo.

Al parecer, no hay perspectivas de cambio ni a corto ni a mediano plazo en la política educativa de nuestro país. La crisis en que se encuentra lo impide, aunado a la pobre visión de nuestros gobernantes con respecto a esta área. Lo demuestran algunos de los recortes presupuestales que propone el presidente Enrique Peña Nieto para el año 2017: del área de educación, 37 mil millones de pesos; del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, que recibirá 23.3% menos que el año pasado; el sector salud dejará de recibir 10 mil millones de pesos, mientras que a los grandes empresarios del país, le condonan 188 mil millones de pesos en impuestos.

Estos recortes afectarán al desarrollo de nuestra nación, entre otros aspectos, no se podrán construir cuatro nuevos centros de investigación en Querétaro, Nuevo León, Jalisco y Guanajuato. Además, se reducirán los montos de las convocatorias para proyectos de ciencia y se dejará de invertir en equipamiento e infraestructura. Así las cosas, ¿cuándo podrá México salir del subdesarrollo?

Gracias y que pasen una excelente semana.