Zona Mixta

Por: Alberto Camacho Sarabia

El fiasco de los Pay Per View.

De unos años para acá, las funciones de boxeo que generan tanta expectativa como lo son los “Pago Por Evento” han resultado en unos fiascos monumentales, y ejemplos tenemos tres: la pelea Saúl “Canelo” Álvarez contra Floyd Mayweather Jr., una completa farsa que resultó en una hora desperdiciada esperando un boxeo impactante; el famoso pleito entre el propio Mayweather contra Manny Pacquiao, de nuevo, una pelea que generó mucha expectativa y que al final aburrió a propios y extraños, totalmente carente de golpes y con una rechifla por parte del respetable; y ahora, la pelea que nos está dando tela de donde cortar para escribir estas líneas: Saúl “Canelo” Álvarez contra Julio César Chávez Jr.

La pelea desde su anuncio generó suma expectativa, por un lado, tenemos al “Canelo”, un peleador que ha tenido una buena carrera, sin embargo, ha peleado con boxeadores en declive y no ha demostrado la gran cosa cuando se le han presentado retos importantes; y por el otro, tenemos al “hijo de la leyenda”, a Julio César Chávez Carrasco, un boxeador que ha demostrado tener ciertas aptitudes para el boxeo, pero su indisciplina y su constante deseo de fracasar en el mundo del pugilismo no le ha permitido tener una carrera con nombre propio.

Se habló en exceso sobre la pelea en todos los medios de comunicación deportiva posibles, asimismo, el “Junior” también le metió cizaña haciendo declaraciones retadoras, además de asegurar que se estaba preparando como nunca antes para pelear contra “Canelo”, de hecho, se acercó a “Nacho” Beristáin, uno de los decanos del boxeo profesional quien aceptó entrenarlo pese a tener en consideración su indisciplina y su carente deseo de pelear, se lo llevó al Centro Ceremonial Otomí, el cual está a 3,200 metros sobre el nivel del mar, lo hizo comer y “disciplinarse” como nunca antes… en fin, Chávez Carrasco le hizo creer al mundo que esta era su primera pelea en serio.

Por su parte, Saúl Álvarez se limitó a entrenar en silencio, nunca hizo declaraciones retadoras, mucho menos trató de increpar a su contrincante, él solo hacía ejercicio, comía, entrenaba duramente, y se retiraba a descansar, así sin más.

Llegó el día de la pelea, toda la gente que ha seguido en cierta manera la carrera del hijo del boxeador más grande de la historia en México sabía que esta era la última oportunidad para que lo tomaran en serio como un pugilista de élite en nuestro país; Chávez Jr. jamás ha hecho méritos propios por ser reconocido como un boxeador, de hecho, su carrera siempre ha sido a la sombra de su padre, por ello es que derrotar al Canelo implicaba un despegue en su carrera.

Sin embargo, todo el vómito verbal que tuvo Chávez en estos meses quedó en eso: palabras; una pelea donde no demostró absolutamente nada y en la cual también dio lástima, ya que nunca soltó un golpe que medio hiciera retroceder a su rival, se le veía asustado y daba la impresión de que no comprendía lo que sucedía en el ring; por su parte, “Canelo” Álvarez jamás se empleó a fondo en el pleito, todos sus golpes entraban en la humanidad del “Hijo de la leyenda”, y era tal la apatía del rival, que Álvarez incluso se daba el lujo de bajar la guardia y esperar alguna insurrección del Junior, misma que jamás llegó.

La Arena exigió un espectáculo que jamás llegó y terminaron abucheando a los peleadores, sin embargo, el ganador es el menos culpable, “Canelo” boxeó con la intensidad necesaria para llevarse el pleito por una aplastante decisión unánime, y ahora, tiene en puerta al kazajo Gennady Golovkin, el considerado como el “mejor boxeador libra por libra” en la actualidad.

Dejando de lado al “Canelo”, la verdad es que Julio César Chávez aplastó y arrastró el legado del apellido que ostenta; es inaudito que alguien como Chávez Carrasco, quien se hace llamar “boxeador” demuestre tanta apatía y desgano por pelear, en lugar de seguir engrandeciendo el apellido Chávez, únicamente se ha dedicado a desprestigiarlo y a ser un vividor de las glorias pasadas del patriarca de la familia, es inadmisible que un boxeador como él siempre busque pretextos a sus derrotas, culpando a terceros antes de admitir que él es el problema, es una mentalidad sumamente mediocre.

Que se olvide el Junior de volver a pelear en Las Vegas, es más, está cometiendo un error en continuar con su carrera boxística, estamos plenamente seguros que ningún boxeador de renombre en el mundo se animará a subirse al ring con semejante bulto, las peleas estelares se acabaron para el “hijo de la leyenda” junto con la poca credibilidad que se tenía en su capacidad para pelear.

En pocas palabras, ya retírate Chávez, la verdad es que fracasaste en el mundo del boxeo.

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Con este terminamos por hoy, el próximo viernes le traeremos el previo del primer asalto de la final de ascenso, inicia la batalla final por el boleto a primera división.

Hasta la próxima.

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