TIEMPOS DIFICILES

Mariposas en la literatura

Melchor Inzunza

Las mariposas están en todas partes, y han servido de inspiración a la ciencia, a la creación artística y a la impresionante colección de Jorge Aragón ‘El Maripas’.

Empecemos con la literatura dende encontramos algunos breves y memorables textos poblados de mariposas.

La mariposa

Una composición escolar

Salvador Elizondo

Miro la agonía de una vieja falena destruida por el mediodía clarísimo. Agita, sobre el césped, las alas carcomidas y sólo las nervaduras deshilachadas se mueven a veces espasmódicamente, como en una memoria torpe de aleteo. Me acerco a contemplarla. Es un simulacro perfecto de la descomposición de la materia orgánica.

Parece que está muerta; pero mi cercanía provoca unos sacudimientos convulsivos y desfallecientes. Otra vez intenta incorporarse en un remedo impotente de vuelo; pero las alas decrépitas sólo se agitan como si fueran estertores.

La está devorando el dios del mediodía que sólo se alimenta de viejas mariposas.

La mariposa es un animal instantáneo inventado por los chinos. Estos objetos se fabrican, generalmente, de finísimas astillas de bambú que forman el cuero y las nervaduras de las alas. Éstas están forradas de papel de arroz muy fino o de seda pura y son decoradas mediante un procedimiento casi desconocido, de la pintura secreta llamada Fen Hua y que consiste en esparcir sutilmente unos polvillos coloreados sobre una superficie captante o prensil formando así los caprichosos diseños visibles en sus alas. En el interior del cuerpo llevan un pedacito de papel de arroz con el ideograma mariposa que tiene poderes mágicos. Los fabricantes de mariposas aseguran que este talismán es el que les permite volar. Los que se ocupan de estas cosas, los letrados –censores o sinodales–, también algunos de nuestros generales que con frecuencia consultan el augurio llamado de la mariposa o Pu hu, para saber el resultado de las campañas que emprenden, dicen que las mariposas fueron inventadas, como todas las cosas que hay en China, por el Emperador Amarillo que vivió en la época legendaria del Fénix y a quien también se debe la invención de la escritura, de las mujeres y del mundo.

Sueño de la mariposa

Chuang Tzu (antes Chuang Tsé)

(369-286 a. C., aproximadamente)

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

Otra versión:

“Revoloteaba alegremente; era una mariposa muy contenta de serlo. No sabía que era Chuang Tse. De repente despierta. Era Chuang Tse y se asombró de serlo. Ya no le era posible saber si era Chuang Tse que soñaba ser una mariposa, o era una mariposa que soñaba ser Chuang Tse.” http://www.concienciasinfronteras.com/paginas/conciencia/chuangtsemariposa.html

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Ejemplo

Octavio Paz

La mariposa volaba entre los autos
Marie José me dijo: ha de ser Chuang Tzu,
de paso por Nueva York.
Pero la mariposa
no sabía que era una mariposa
que soñaba ser Chuang Tzu
o Chuang Tzu
que soñaba ser una mariposa.
La mariposa no dudaba:
volaba.

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La prenda

Quisiera clavarte, hora,
igual que una mariposa,
en tu corazón.
Tus áureas
ilusiones revolaran
mientras tú no te morías,
!un rato siquiera! sobre
su sangre helada e indócil.
(Y ¿adónde irás, hora mía,
mariposa no prendida?)

(Juan Ramón Jiménez, Estío, 1915).

Mariposa de luz,
la belleza se va cuando yo llego
a su rosa.
Corro, ciego, tras ella…
la medio cojo aquí y allá…
¡Sólo queda en mi mano
la forma de su huida!

(Juan Ramón Jiménez, Piedra y cielo).

La primavera

Juan Ramón Jiménez

¡Cómo está la mañana!
El sol pone en la tierra su alegría de plata y de oro;
mariposas de cien colores juegan por todas partes,
entre las flores, por la casa —ya dentro, ya fuera— ,
en el manantial.
Por doquiera, el campo se abre en estallidos,
en crujidos,
en un hervidero de vida sana y nueva.

(La primavera», Platero y yo).

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Mariposa de la Sierra

Antonio Machado

A Juan Ramón Jiménez, por su libro Platero y yo

¿No eres tú, mariposa,
el alma de estas sierras solitarias,
de sus barrancos hondos
y de sus cumbres agrias?
Para que tú nacieras,
con su varita mágica
a las tormentas de la piedra, un día,
mandó callar un hada,
y encadenó los montes
para que tú volaras.
Anaranjada y negra,
morenita y dorada,
mariposa montés, sobre el romero
plegadas las alillas o, voltarias,
jugando con el sol, o sobre un rayo
de sol crucificadas.
¡Mariposa montés y campesina,
mariposa serrana,
nadie ha pintado tu color; tú vives
tu color y tus alas
en el aire, en el sol, sobre el romero,
tan libre, tan salada! …
Que Juan Ramón Jiménez
pulse por ti su líra francíscana.

Sierra de Cazorla, 28 de mayo de 1915

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Mariposa

Nicolás Guillén

Quisiera
hacer un verso que tuviera
ritmo de Primavera;
que fuera
como una fina mariposa rara,
como una mariposa que volara
sobre tu vida, y cándida y ligera
revolara
sobre tu cuerpo cálido de cálida palmera
y al fin su vuelo absurdo reposara
–tal como en una roca azul de la pradera–
sobre la linda rosa de tu cara…

Quisiera
hacer un verso que tuviera
toda la fragancia de la Primavera
y que cual una mariposa rara
revolara
sobre tu vida, sobre tu cuerpo, sobre tu cara.

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