FLASHBACK

Por Enrique Gil Vargas

Cifras que matan

En una  medición incomoda, el INEGI establece que el año anterior los homicidios arribaron en el país a los  20,525 en 2015, en cifras del  INEGI. Se trata de una pequeño repunte, de  2.5 por ciento, sobre los 20,010 de 2014; esta cifra hace que se inicien campañas de descalificación en contra del INEGI, los primeros la procuraduría de Sinaloa, su vocero asegura que hay que ver de dónde salen las cifras del INEGI, lo cual es una más de las desatinadas declaraciones de esa dependencia, que hablan de la general ignorancia en la institución y en su titular, pues es sobradamente sabido de donde toma los números que mide el INEGI, bueno, es claro que la procuraduría de Sinaloa está en un mundo como muy ideal y fuera de la realidad,  la procuraduría no sabe que  el INEGI toma las cifras de lo que proporciona la autoridad de cada estado y la ciudad de México, en general la cifra nacional es el primer incremento después de varias bajas anuales desde 2011, cuando se registró un máximo histórico de 27,213 homicidios, el dato nacional aun es bastante bajo en comparación al 2011, la cifra que se utiliza normalmente para hacer comparaciones entre países o entidades,  en el caso de México una tasa de 17 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2015. Solo hay que decir es el mismo promedio de 2014, pero el aumento de 14.7 por ciento en las cifras preliminares del Sistema Nacional de Seguridad Pública en el primer semestre de este 2016, sugiere que ya estamos viviendo un nuevo repunte como el que sufrimos a partir de 2008. En 2007 México registró 8,867 homicidios en total, la menor cifra desde 1990, el año al que llegan las estadísticas publicadas por el INEGI en su página de internet. La cifra equivale a apenas 8 homicidios por cada 100 mil habitantes. En contraste, el máximo histórico de 27,213 homicidios de 2011 se traduce en 24 por cada 100 mil habitantes.

La cifra tiene datos relevantes a nivel nacional, la proporción es de 17 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, tasa que es igual a la registrada en 2014. Las medallas, por usar términos olímpicos,  se las llevan: en la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes la encabeza Guerrero con 67, Chihuahua con 42, y le sigue Sinaloa que registra 36. En más datos del número de homicidios, los datos preliminares del año pasado ofrecidos por el INEGI, ubican a Sinaloa con mil 089, en el quinto lugar, sólo por debajo del Estado de México, que registra 2 mil 671; Guerrero con 2 mil 402; Chihuahua con mil 541 y Jalisco con mil 229. Todos estos datos son tomados del mecanismo más práctico para hacer estadísticas que el órgano de medición del país definió tomar, simple y sencillamente el dato se extrae  de las actas de defunción, documento que autoridades como el INEGI pueden adquirir o para ser más correcto obtener, por ser información al alcance de ese órgano, pero paradójicamente revela el porqué de la inquietud de la procuraduría estatal, pues  la institución del ministerio público en Sinaloa  está acostumbrada, desde la llegada del procurador Higuera Gómez, a  poner e informar las estadísticas en los criterios más convenientes (para el sr Higuera Gómez, claro). Finalmente nunca pensaron que por ahí se podía colar el INEGI, el problema no es que salga la procuraduría a debatir con el INEGI, el problema es que no saca sus estadísticas, un tema que hasta la administración de Jesús Aguilar era público y hoy es totalmente cerrado, en contra incluso de acuerdos y logros de la sociedad civil. Un ejemplo, la lectura de las estadísticas en el caso de los homicidios esclarecidos por año en 1990 fue arriba del 43%, ese discurso se manejó, por varios años, desde la gestión de Gilberto Higuera Bernal en esa institución, cuando en la formación del consejo estatal de seguridad fue acordado ofrecer este tipo de estadísticas , en  ese sexenio se manejó ese dato, más adelante en el inicio de la gestión del procurador Luis Cárdenas este vino a ser más claro para dar a conocer que la cifra era superior al 22% por homicidios cometidos y esclarecidos en un mismo año, la cifra subía a 44% en homicidios esclarecidos en un año en general. Dato sin duda relevante, como transparente, ese dato Higuera Gómez lo mantiene cerrado, porque seguramente es inferior, ese juego de números donde se buscó medir la eficiencia en términos de porcentaje, en muchos casos maquillado, hoy provoca  la inquietud, mal llevada,  del procurador Higuera Gómez, en contra del órgano de medición del gobierno federal, una estadística que fue procesada antes de la decisión de recalcular la forma de ofrecer estadísticas oficiales, como el caso de la pobreza y el ingreso de los pobres.

 

 

TRAVELING ARRAOUND. En Colombia las historias sobre las cabezas visibles del narcotráfico han sido contadas por medios de comunicación, en muchos libros, telenovelas, películas, todos los que han escrito esos documentos de una historia negra en ese país, han ofrecido visiones muy acordes al cristal del espejo desde donde las vieron. Por ejemplo, John Jairo Velázquez Vázquez “El Popeye”, uno de los duros de Pablo Escobar Gaviria y muy cercano al capo Colombiano hasta sus últimos años de vida, cuenta cosas sumamente interesantes como su colaborador, en otra historia la periodista y amante de Pablo Escobar, Virginia Vallejo, aporta una visión femenina de alguien que se metió en su vida y en su cama, en su libro “Amando a Pablo Odiando a Escobar”; el libro “La Parábola de Pablo”, del periodista  Alonso Salazar , es una amplia serie de datos de entrevistas e investigación sobre Escobar, que inspiro la tele novela “El Patrón del Mal”, sin dejar de lado el trabajo de diarios colombianos como el Tiempo.

En mucho la forma de ser de Pablo Escobar, el mito popular y social que significó en su país, llevó a formar todas esas biografías, unas muy desde el cristal particular del redactor, otras más apegadas, investigadas, pero en muchas las coincidencias de una historia de un mito de la delincuencia, pero hay que leerlas y verlas para conocer el tema.

En México la Guerra desatada en contra del narco , la forma de vivir, actuar de los jefes de los grupos delictivos deja como saldo que la historia aún no se cuente, hay muchos esfuerzos desde Pérez Reverte y la novela de la reina del sur, historia inspirada en una mujer de Sinaloa que se dice aún está viva, retirada, si en eso se puede retirar alguien, hasta los libros de los  Sinaloenses Elmer Mendoza y Javier Valdez en sus escritos sobre el tema, historias que quieren ser verdad pero necesitan de la novela, el tema está acotado por una cadena oficial que incluye a los que persiguen delincuentes, hasta los nuevos integrantes de la santa inquisición que llega a descalificar y satanizar a todo lo que sobre el tema se escriba.

 

PICADA. Todo lo anterior, es un antecedente para el acercamiento a estos temas tratados por la periodista  Anabel Hernández,  desde sus libros: Los Señores del Narco; Fin de Fiesta en Los Pinos; México en Llamas; El legado de Calderón. Anabel  trae en sus trabajos una profunda tarea desde la investigación, datos, contactos, fuentes, los más recientes temas abordados por ella son las entrevistas a Emma Coronel y la entrevista a Rafael Caro Quintero. Ambos casos son lo más cercano a  una historia contada por los protagonistas de actividades del narco, en el caso de Rafael Caro, un actor directo de los ochentas,  en el caso de Emma Coronel, una familia muy directa de otro personaje. En ambos casos hay comentarios, la mayoría es de esa santa inquisición que en algunos casos se atreve a decir: “no sé si yo haría una entrevista de esas pues no quiero ser parte de la publicidad de un sujeto así”; muchos, como un servidor, podemos pensar y preguntar mil cosas pero no fuimos seleccionados, no estuvimos ahí, por ello lo de Anabel puede ser el comienzo,  la entrevista es muy valiosa como buena, creo que es mejor la escrita que la visual , por la naturaleza de cada espacio,  las posibilidades y limitaciones de cada uno. Es un tema que hay que comentar sin duda.

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