Una de las características de personalidad que distingue a la enorme mayoría del pueblo mexicano ante la adversidad,
es su solidaridad. De allí se explica tan positiva, benevolente y humanitaria conducta que se aprecia en los hechos, derivada de los recientes sismos ocurridos este mismo mes de septiembre. El primero de ellos fue de 8.2 grados en la escala de Richter, que afectó principalmente a los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco, cuyo epicentro se localizó en el Golfo de Tehuantepec –calificado como el de mayor intensidad al menos en un siglo–; y el segundo de 7.1 grados en la misma escala, que se sintió de manera sobresaliente en la Ciudad de México, Puebla y Morelos, cuyo epicentro se localizó en esta última entidad, en la localidad denominada Axochiapan, según el Servicio Sismológico Nacional, los cuales dejaron a cientos de miles de damnificados.