AGENDA POLITICA

Jorge Luis Telles Salazar

 

(Además de él, quedarán dos o tres, si mucho. Lo que está claro, a sus 88 años de edad, es que es de los últimos sobrevivientes de aquel puñado de aventureros que a finales de la década de los cuarentas, llegaron al centro del Estado a fundar una población que hoy tiene el reconocimiento de ciudad, por el nivel de vida de sus habitantes. Ellos no solo hicieron posible el nacimiento de esa comunidad, sino también fueron participes de la creación de una industria que llegó a ser de las más sólidas del país y que se convirtió, por muchos años, en el eje alrededor del cual giró la economía del lugar y que permitió el sostenimiento de centenares de familias que echaron raíces en un poblado que hoy aman profundamente a pesar de que de aquella empresa tan próspera, tan sólida, tan prometedora, queda hoy solo una ruina que evoca su grandeza, un  esqueleto que sobresale sobre el perfil de la ciudad. El es de esos y también fue de aquellos, de los que solo quedan dos o tres, si las cuentas no me fallan. Hombre recio, de carácter rudo y dominante; pero con un corazón que no le cabe en el pecho. Generoso con sus semejantes, exageradamente  serio y terriblemente duro  con los suyos, a quienes enseñó a trabajar, a conducirse con la verdad y a hacer de la honestidad el principal valor moral de la vida. Hoy día, el viejo roble se dobla, bajo el peso de la edad y ante el ataque inclemente de su enfermedad; pero, aunque tambaleante, permanece de pie, con admirable amor por la vida y con el ánimo de estar aquí todo el tiempo que el señor lo permita. En este domingo, para mi padre, toda mi admiración, todo mi respeto y también todo mi amor, aunque no recuerdo habérselo dicho con mucha frecuencia en mis 57 años de existencia. Heredero de su parquedad, finalmente.  Que Dios lo bendiga y que lo mantenga entre nosotros hasta que El así lo decida. Feliz día del padre…)

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Y bien.

A dos semanas de la jornada electoral, la abrumadora mayoría de las firmas especializadas arrojan encuestas con tendencia coincidente y uniforme y si estas son ciertas, Enrique Peña Nieto deberá ganar, con claridad, la contienda del domingo primero de julio para convertirse así en el próximo presidente de nuestro país y tomar posesión de su cargo el primero de diciembre venidero.

Peña superó, con éxito, la prueba del debate del domingo pasado y aunque no lo ganó, hizo lo suficiente para capear el temporal y para saltar esta aduana, con una inercia que incluso le redituó una ventaja mayor sobre sus adversarios. Medios de comunicación como “The New York Times”, incluso, le colocaron el calificativo de “invencible”, en razón de que ninguna estrategia del enemigo parece detenerlo en su carrera hacia Los Pinos.

En sus editoriales sobre la confrontación de ideas y proyectos de los cuatro candidatos presidenciales de México, este influyente diario, editado en el corazón del mundo – como lo es la ciudad de Nueva York – ponderó que ni marchas, ni manifestaciones estudiantiles, ni hostigamiento de los adversarios, ni denuncias sobre corrupción de algunos de sus compañeros del Partido Revolucionario Institucional, han sido capaces de poner en peligro ese primer lugar en las preferencias electorales que mantiene Peña, desde mucho antes de las campañas y desde antes, incluso, de la postulación de su partido como candidato a la presidencia, hecho que se dio por aclamación y prácticamente por unanimidad.

A juicio de los especialistas en la materia, si el priista libraba el debate con éxito, estaría a las puertas del estadio para ingresar como ganador indiscutible de la carrera presidencial y recibir, él solito, las ovaciones del público. En el mismo sentido, la opinión era generalizada: si los adversarios de Peña no son capaces de exhibirlo y propinarle un golpe de nocaut en el debate, el tiempo se les habrá acabado de manera inexorable. Ya no habrá otra oportunidad.

Ya pasó una semana de este evento y estamos a solo dos de las elecciones. Y quedan, a partir de este lunes, solo diez días de campaña. Si las encuestas se hicieron con objetividad, seriedad y responsabilidad – lo que no dudamos – ya muy pocas cosas pueden evitar la victoria de Peña. Entre ellas un hecho fortuito, circunstancial y verdaderamente terrible para la vida nacional.

Ciertamente, a partir del debate, trascendieron algunos intentos de manipuleo con base en algunos trabajos de medición; pero, con todo y esto, lo más que lograron fue acercar a López Obrador a 6 puntos de Peña. Es el caso de “Berumen” y de un trabajo metodológico presentado por el Partido Acción Nacional. Sin embargo, las otras empresas, las más conocidas, consolidaron la ventaja de Peña en las preferencias electorales de los ciudadanos mexicanos.

En su última medición de seguimiento diario, GEA-ISA, del grupo editorial Milenio, dio 45 puntos a Peña, 29 a Andrés Manuel, 23 a Josefina y 4 a Quadri. Mitofsky, 44 a Peña, 28 a López Obrador y 25 a Josefina y COM-Estadística, de la cadena Radio Fórmula, 45 a Peña, 26 a AMLO y 5 a Quadri. Promediadas todas las encuestas – incluso aquellas que le otorgan al PRI 6 puntos o menos -, Peña Nieto cuenta con 42. 4 de la intención efectiva de voto, Andrés Manuel, el 29. 3, Josefina, el 24. 9 y Quadri, un 3. 4.

Es decir: la delantera promedio de Peña es del orden de los 13 puntos porcentuales y una décima, distancia que estadísticamente es imposible de remontar, en diez días de campaña y a solo dos semanas de la elección.

La cosa parece decidida, a menos que, todos estos señores nos hayan tomado el pelo cínica y descaradamente durante los últimos meses.

Pendientes.

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Por cierto.

Andrés Manuel López Obrador se mantiene en pie de guerra y conservará su lucha hasta el final. Y posiblemente llevará la pelea hasta más allá del domingo primero de julio venidero.

En Acción Nacional, sin embargo, hay síntomas aparentes de que ya se rindieron y que solo están en espera de los resultados de la jornada para medir el impacto de una derrota de consecuencias escandalosas.

Ciertos spots de radio, por ejemplo, llaman a la ciudadanía a votar por los candidatos del PAN a senadores y diputados federales, bajo la advertencia de que sería extremadamente peligroso  para México, que un solo partido encabezara el Poder Ejecutivo y que al mismo tiempo fuese también la mayoría en las dos cámaras del Congreso de la Unión.

El síntoma es claro.

Y tiene su origen en otra muy mala noticia para el PAN y también para las izquierdas: que en las encuestas – volvemos a esta herramienta – la intención de voto favorece a los candidatos del PRI en un porcentaje tal que no solo tendrán más legisladores sino que alcanzarán mayoría absoluta (50 por ciento más uno) tanto en la cámara de diputados como en el Senado de la República.

De ahí la convocatoria de último momento, desesperada, para que el ciudadano reflexione y por lo menos le otorgue el voto al PAN en los comicios legislativos.

Y apenas hace un par de días, en el puerto de Mazatlán, la candidata presidencial del blanquiazul, Josefina Vázquez Mota, expresó que “los milagros si existen”, lo que conlleva a una aceptación implícita de las profecías de su correligionario, el ex presidente Vicente Fox, en el sentido de que “solo un milagro la llevaría a la presidencia de la República”.

A pesar  de este desalentador panorama para la causa blanquiazul, Josefina desarrolló una buena agenda de trabajo, aquí en Sinaloa y demandó la colaboración de todas las mujeres, para hacer realidad este milagro porque “los milagros si existen”. Y cree en ellos. Vázquez Mota encabezó una concentración espectacular, a tendidos llenos, en la plaza de toros del puerto; pero esto en nada cambia las cosas.

Los escenarios para el PAN no son nada buenos en Sinaloa. Y en la misma situación están en otros estados del país.

López Obrador, en cambio, lució más animado, optimista y hasta desafiante. Dejó de lado, de momento, la palabra “fraude” porque él, asegura, será el triunfador en la elección del primero de julio y entonces si reconocerá las instituciones de las que ahora duda y desconoce. Desconoce las cifras presentadas por instituciones como INEGI; rechaza los números del secretario de Hacienda y tampoco cree en las encuestas que todavía lo ponen hasta 13 puntos por debajo de Peña. El tiene sus propios números, sus propias cifras y hasta sus propias encuestas, en las que si cree a plenitud.

Mantendrá su lucha, hasta las últimas consecuencias.

Y hace bien, siempre y cuando sean canalizadas por los senderos de la legalidad institucional.

Digo.

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A manera de colofón.

Quedan varios puntos en la agenda; pero hay compromisos por atender, así que por hoy aquí la dejamos. De este tamaño.

Ya nos fuimos.

Dios los bendiga.

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