El Larguero

César Velázquez Robles
7-0 no se olvida
Messi, Maradona y Kempes
La clase obrera y el futbol
El ascenso de los Dorados

 

Hace ya muchos años, el Real Madrid perdió un partido amistoso contra el Bayern Munich. A la sazón, era entrenador de los merengues el yugoslavo VujadinBoskov, quien tuvo que enfrentar el aluvión de críticas por el marcador de escándalo: 9-1. Boskov no se arredró frente a quienes vieron alarmados el derrumbe de uno de los grandes del futbol europeo, y acuñó una de esas frases célebres, es decir, que han quedado para la posteridad: “prefiero perder un partido por 9-0 que nueve partidos por 1-0”.

Lapidario y definitivo, de una lógica implacable el juicio del entrenador, autor de muchas otras frases que perfectamente pueden quedar inscritas en el frontispicio de cualquier corral futbolero. He aquí alguna de esas frases: “Futbol es futbol”, “Ganar es mejor que empatar”, “Empatar es mejor que perder”. Quien sabe si sea cierto, pero hay algunos que le adjudican, en esa lógica, una más: “perder es  mejor que descender”.

Traigo a cuento la anécdota al recordar, a propósito del reciente encuentro con Chile que perdió la selección mexicana –estuve a punto de escribir “los ratones verdes”, como les llamaba Manuel Seyde—por marcador de 1-0. No hace mucho en la Copa América, los nuestros fueron aplastados por un marcador demencial: 7-0. Entre el entrenador de entonces, el profesor Osorio, y el de ahora, Ferreti, bien podrían armar una frase parecida a la de Boskov: “preferimos perder un partido por 7-0 que siete partidos por 1-0”.

Ahora, el 1-0 de este martes en el estadio La Corregidora puede olvidarse, pero lo que si no se olvida, y ha quedado inscrito en la memoria futbolera mexicana es ese marcador lapidario, una de las grandes humillaciones del futbol nacional. No olvidemos, como dijo en alguna ocasión el técnico de la squadra azurra, Arrigo Sachi, que “el futbol es la cosa más importante de las cosas que no importan”.

**

El ahora entrenador de los Dorados, Diego Armando Maradona, tiene una enorme facilidad para meterse en enredos. En horas bajas, todo es cuestión de que abra la boca, con razón  o sin razón, para que le llueva de todos lados. Pareciera hacerlo a propósito, pero hay cierto descontrol mental mezclado con una importante dosis de protagonismo e, incluso, un deliberado propósito de estar en la agenda deportiva y seguir brillando con luz propia, que le impele a formular declaraciones que son verdaderos despropósitos verbales.

Lo acaba de hacer, en estos días, al referirse a Messi. Y lo hizo en términos bastante duros. Ya se sabe que “a un pastelero no le gusta que otro pastelero se le siente en frente”. Maradona sigue sintiéndose un dios, y resulta difícil asumir que el Olimpo en el que ha ocupado durante años el sitial de honor tenga otro inquilino. Sin embargo, no deja de tener razón, y casi podría decir que lo dijo sin esa mala leche que es típica de algunas estrellas del firmamento futbolístico mundial.

“Para mí es difícil hablar, pero es inútil querer hacer caudillo a un hombre que va 20 veces al baño antes de un partido”, dijo Maradona en declaraciones a una cadena deportiva. Agregó: No lo endiosemos más. Messi es Messi jugando en Barcelona. Jugando con la camiseta argentina es uno más“.  Y tiene razón: ese modo extraño de somatizar problemas –algún defecto debería tener— y que han pasado a ser del dominio público, han provocado ya grandes controversias. Simplemente, recordemos cierta incontinencia vomitiva, en plena cancha, hará unas dos temporadas, que causaron gran preocupación entre sus seguidores, y que fue motivo de declaraciones diversas de sus adversarios. Afortunadamente, el asunto no volvió a aparecer, pero ahora Maradona le agrega leña a la hoguera, diciendo que no Messi no es ni puede ser caudillo, porque le gusta aliviarse demasiado antes de cada encuentro.

Por supuesto, muchos seguidores salieron en defensa de Messi. Uno de ellos, Mario Kempes, que no se anduvo por las ramas para criticar a Maradona: “Cada vez que Diego abre la boca es un problema porque no respeta y a él siempre se lo respetó en su época de jugador. Nadie le dijo nada por perder la final del Mundial 1990. Es mejor que se quede callado”.

“En el fútbol se gana y se pierde, a veces hay que callarse la boca. El tiempo de Diego ya pasó, tampoco es ejemplo para decir tantas cosas”. Y  Kempes tiene mucha razón, pues el mismo Maradona lo ha dicho, agobiado por las incesantes presiones a que estaba sometido por sus propios problemas: «Sólo les pido que me dejen vivir mi propia vida. Yo nunca quise ser un ejemplo».

***

Si en algún lugar del mundo han abundado las reflexiones sobre el futbol como fenómeno sociológico, es en Inglaterra, cuna, además, de este deporte –antes se decía: el futbol es un deporte que inventaron los ingleses y que ganan siempre los alemanes. Bueno, pero visto lo visto, eso era antaño, porque hogaño no hay quien lo sostenga.

Hay una rica bibliografía que en la época moderna han alimentado figuras como Jorge Valdano, AngelCappa y Luis César Menotti, entre otros, y a los que vale la pena leer para documentar nuestro optimismo o, si se quiere, nuestro pesimismo. Entre los futbolistas, también hay gente que no tiene un balón por cabeza, que piensa, reflexiona y articula un sólido discurso. Ahí están, por ejemplo, Pep Guardiola, ahora al frente del Manchester City en la Premier League, y el ya retirado y gran figura del futbol inglés en el último cuarto del siglo pasado, Gary Lieneker.

Lieneker, por cierto, acaba de ser entrevistado por el diario español El País, y hace un repaso de cuestiones que siguen siendo cruciales en este deporte. Una de ellas es cómo se entiende e inserta el deporte en la sociedad burguesa.

Una breve digresión: Por cierto, uno de los análisis más relevantes sobre este ítem, es un pequeño libro escrito por Gerard Vienner, “El futbol como ideología”, en el que sostiene, desde la perspectiva del marxismo, que “un gol realizado en las canchas, es un gol en contra de los explotados”, es decir, en lo que antes llamábamos la clase obrera, esto es, el proletariado, pero que, según la opinión ZigmuntBauman, ya no es esa clase social desposeída de los medios de producción, sino que ahora se define como el precariado. Bueno, pero eso es harina de otro costal. Hasta aquí el corchete.

A la menor provocación, entre los ingleses, siempre se pone en valor la función social del futbol. Así, por ejemplo, Lieneker dice en la entrevista citada, que hacia los años 90 del siglo pasado el futbol había caído en cierto desprestigio social. La fuerte presencia e influencia de los gamberros y la secuela de destrucción y muerte que dejaban a su paso por los escenarios europeos, creaba un ambiente irrespirable que alejaba a miles y miles de aficionados de los estadios.

“Los estadios eran un caos  –dice Lieneker–  y algo había que hacer. El relativo éxito del Mundial 90, también fue importante. En un momento en el que mucha gente odiaba el fútbol, el cuarto puesto en Italia volvió a enganchar a los aficionados. Y después, por supuesto, la creación de la Premier, con obviamente todo el dinero que se comenzó a ingresar por la televisión. A partir de estos hechos, cambió la popularidad del fútbol en nuestra sociedad. No es que antes no fuera popular —para la clase obrera siempre lo fue—, pero esa popularidad estaba herida.

“¿El fútbol es de clases obreras?

  1. Sí, por supuesto. Pero eso fue lo que cambió a partir de los años 90. Se hizo más universal. Creo que ya no es un deporte de las clases obreras, sino de todos. Pero al mismo tiempo, la gente muy rica va a escuelas privadas y allí se juega al rugby. Pero se ha convertido en algo mucho más fuerte, más solidificado en la mayor parte de la sociedad.”

Hasta aquí lo que dice Lieneker. Ahora, si quiere leer toda la entrevista, que está muy buena, aquí va el link: https://elpais.com/deportes/2018/10/14/actualidad/1539541876_922961.html

**

Dirán misa, pero Maradona está funcionando como revulsivo de los Dorados. Recibió el equipo por la calle de la amargura, navegando en los bajos fondos de la tabla, y ya lo tiene ahí en la pelea, disputando el derecho de ser protagonista en la liguilla.

No es, ni ha sido nunca, un gran estratega, pero está teniendo la suerte de los buenos. Quizá contribuya a ello uno de sus lugartenientes, conocedor de los entresijos de la liga de ascenso. Sea como sea, más allá de los exabruptos de Maradona, de sus excesos y despropósitos verbales, el tipo por lo pronto la está haciendo. Nomás falta que diga como el otro: “me canso, ganso, de que asciendo al equipo a la primera división”.

Ahí vienen en estos días retos interesantes. En puerta, este sábado 20, el duelo contra los mineros de Zacatecas, equipo que ocupa el tercer lugar en la tabla, con 23 puntos, y uno de los principales animadores de los últimos torneos. El historial no es nada favorable para los Dorados, pero el repunte reciente hace abrigar esperanzas de que se traigan un bueno resultado de aquellas tierras.

Al frente de la clasificación están los Bravos de Ciudad Juárez, un once muy competitivo y, aunque no está quemando la liga, tiene las credenciales suficientes como para aspirar a estar en el máximo circuito. Ahí, arribita de los locales, están los Potros de la Universidad Autónoma del Estado de México, y luego los Alebrijes de Oaxaca.  A todos ellos se les mira hacia arriba, pero si las cosas empiezan a marchar como se espera, pronto podrá mirarlos hacia abajo. Dumspiro, spero.

Deja un comentario